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Pésima noche y negro pronóstico, este Boca no entra en el ballottage

Paysandú, sólo con esperar y dejar arriba al hábil Iarley –autor del único golazo, de contra–, le ganó bien con uno menos.

Justa victoria de Paysandú ante un Boca que jugó –en lo individual y en lo colectivo– uno de los peores partidos del año. Lástima que fuera en esta instancia clave. Ahora sólo le queda la revancha. Difícil que juegue peor cuando vaya a Belem. Es un consuelo.
El primer tiempo fue muy feo. Y mezquino. Los brasileños se plantaron con dos líneas de cuatro –o cuatro y medio, incluso–, porque el vistoso Robson, que duró poco en la cancha, se echaba también atrás y sólo quedaba para inquietar –y lo hacía sobre todo por el lado de Ibarra– el rápido número 7 Iarley. ¿Qué hizo Boca ante ese planteo? Nada bueno.
Lento en el traslado y abusando de los centros, el equipo de Bianchi no tuvo desborde ni acompañamiento de los volantes: Donnet no estuvo y Cagna tampoco. Delgado era el que más inquietaba (pateó dos veces de afuera con peligro) y el Mellizo hacía lo suyo –además de discutir– con más ganas que resultados. Para colmo, el local se quedó rápido sin los dos laterales –uno por lesión, el otro por expulsión– y los brasileños la tuvieron más cómoda aún.
En resumen, las llegadas del período fueron parejas, con más claridad en los dos remates de Iarley para Paysandú –hubo un mano a mano peligroso que solucionó Abbondanzieri saliendo lejos– que en los disparos aislados de Delgado.
El segundo empezó en la misma tónica. Ni siquiera la expulsión de Vanderson le mejoró la cara a Boca, que siguió sin ideas. El técnico demoró los cambios, puso a Moreno pero siguió jugando al pelotazo y llegó el gol –calcado al de Nedvet para Juventus contra Barcelona en un partido muy parecido a éste...– en jugada individual del mejor jugador de la cancha: Iarley, cortando de izquierda a derecha, resolvió con jerarquía al primer palo. 1-0 y aunque faltaba mucho tenía toda la pinta de definitivo.
La entrada de Tévez, tardía, no contribuyó con sus intentos individuales. En la única jugada ofensiva asociada, cabeceó Cagna tras jugada de Delgado y salvó el arquero. Aunque parezca increíble, además de un cabezazo de pique al suelo de Crosa –uno que puso y se prodigó, al menos–, una pelota que no llegó a conectar Guillermo o el cabezazo de Moreno por arriba en el alargue, Boca no produjo ninguna llegada más.

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Delgado intentó, la tuvo mucho y pateó de afuera: nada.
 
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