Quilmes, pese a la temprana expulsión de Mansilla, hacía bien las cosas y creó sus chances como para llevarse un triunfo. Pero no supo cómo frenar la iniciativa de Lanús, que no bajó los brazos, se lo empató en una ráfaga y después estuvo mucho más cerca de ganarlo.

Consciente de la oportunidad que significaba el encuentro para escaparse en soledad en la cima del campeonato, el equipo de Guillermo intentó hacer pesar su juego ofensivo de entrada, sin embargo, recibió un duro revés como respuesta. Sebastián Romero metió un preciso pase por encima de los centrales, Oberman bajó la pelota y definió junto a un palo, para poner sorpresivamente al visitante arriba en el marcador, en apenas seis minutos. El encuentro se hizo abierto y entretenido. Desesperado, aunque con ideas, Lanús fue a buscar el empate y asedió a su rival que, en ventaja, se replegó y, con diez por la temprana expulsión de Jacobo Mansilla, se defendió como pudo. Incluso el palo jugó a favor de los de De Felippe en un cabezazo de Silvio Romero en el área. Lanús proponía, pero no concretaba y terminó yéndose al descanso en desventaja.

Los locales salieron a jugar la segunda parte con la idea de ser protagonistas, pero en ese ir para adelante no previeron la viveza de Elizari. quien pasó frontal al ataque y para cuando quedó solo delante de Marchesín, le picó la pelota y anotó el 2-0. Dos minutos más tarde, Elizari –una pesadilla para Vizcarrondo– se perdió el tercero.

Pero la suerte cambió drásticamente para la visita. Tras un centro de Regueiro, Romeró entró solito por el segundo palo y con un derechazo certero puso el 2-1. El árbitro Loustau no cobró un claro penal de Marchesín sobre Oberman, que le habría permitido quizás liquidar el trámite. Todavía duraba la bronca cuando, para colmo, Lanús se lo empató con un golazo de Pizarro.

Esta intensidad duró prácticamente hasta el final. Quilmes se volvió a meter atrás y Lanús buscó con insistencia la victoria, que no pudo ser.