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Por Diego Bonadeo

El peor videófilo es el videófilo selectivo. A menos que sea un diletante. Pero si su fisgoneo de casetes es más o menos profesional, la selectividad es por lo menos parcial, arbitraria y hasta quizá falaz. Por eso sería bueno que quienes se embelesan repitiéndose hasta el cansancio jugadas con pelota detenida –nunca un festival de caños o rabonas o cuanto menos una pornito o una de “combois”– revisen un poco los archivos de quienes desde el fundamentalismo tacticista se ponen ellos mismos o ponen a sus mentores en algunos casos, palafreneros obsecuentes en otros, en el centro de la escena con el remanido verso del “trabajo de la semana”.
No hace falta recordar por obvio, que Bilardo & Asoc. forman parte de esta cría, ni tampoco puede llamar demasiado la atención que a parir de la semipermanente esquizofrenia de los mensajes de la corporación citada, el fraccionador de bidones puesto a técnico de Estudiantes de La Plata, haya anunciado que su labor como tal será de aquí en más algo así como “part time”. O sea que, “trabajo de la semana”, las pelotas.
Por supuesto no se trata para nada de cuestiones de incompatibilidad respecto de su condición de mensajero de la conjura de los necios desde algún medio audiovisual, puesto que el tal Bilardo jamás reparó en esos detalles, ni tampoco es cuestión de andar averiguando por qué. Se corre el riesgo de encontrarse con una respuesta coherente y éste no es el caso.
Claro que entonces es imprescindible ser un videófilo honesto. Con casetes con imágenes y sonidos de estos tiempos y también un honesto recorredor de declaraciones sin imágenes de otros tiempos. Cuando se decía en el límite de la paranoia y el esoterismo que un cuerpo técnico tenía que registrar hasta en los mínimos detalles las actitudes del médico del equipo adverso y –por qué no– cómo se paraban los pibes alcanzapelotas.