Ni el debut de Reinaldo Merlo pudo frenar la debacle. En un partido deslucido, en el que la diferencia la marcó la calidad de Mauro Zárate, Vélez venció 1-0 a Racing, que de esta forma sumó su décima derrota en lo que va del certamen, con apenas dos puntos en doce encuentros. De esa forma quebró un record histórico, ya que nunca le había pasado arrancar un campeonato y no lograr una victoria en doce jornadas. El único tanto del partido llegó en la primera mitad a través de una buena definición del ex jugador de Lazio e Inter.

El efecto Merlo duró apenas unos minutos. De entrada quedó en claro que la presencia del nuevo entrenador no iba a ser mágica y Racing mostró los mismos problemas recurrentes. Con un planteo muy conservador, De Paul quedó muy solo en la creación y Vietto debió pelear en desventaja ante los defensores adversarios. Del otro lado, Vélez no proponía mucho más, pero los destellos de Zárate le alcanzaron para tomar ventaja. Tras una jugada confusa y con rebotes, Allione clarificó la maniobra con un buen pase para el goleador, que enfrentó a Saja, lo eludió con una gambeta y definió con el arco vacío.

Tras el gol se vio lo peor de Racing. Con nervios en la cancha, con murmullos y algo más desde la tribuna contra algunos jugadores y con pocas ideas en ofensiva, el desarrollo se tornó complicado para el conjunto de Merlo. Sin peso adelante, apenas podía inquietar a Sosa. Y del otro lado, Vélez empezaba a aprovechar los espacios para lastimar de contragolpe, aunque la siempre segura presencia de Saja impidió otro tanto. Con ese trámite transcurrió el arranque de la segunda mitad, aunque los cambios le dieron otro aire a Racing. Obligado por las circunstancias, el equipo de Avellaneda se adelantó en el terreno y generó algunas ocasiones, sobre todo en los pies de Hauche, pero no tuvo precisión en los últimos metros.

De esa manera, a pesar de que Vélez se refugió demasiado contra su arquero, la magia de Merlo no hizo efecto. Racing volvió a perder, su gente demostró en el final del partido con silbidos que la paciencia no le sobra y la tabla de posiciones –y de promedios– ya comienza a generar bastante intranquilidad.