DEPORTES › OPINIóN

A la FIFA se le ve la hilacha de la ropa interior

 Por César Torres *

En la 128ª reunión general anual de la International Football Association Board (IB), la institución encargada de estudiar y modificar las reglas del fútbol, a comienzos de marzo en Zurich y que fuera presidida por el mandatario de la FIFA, Joseph Blatter, se decidió enmendar la regla 4 (el equipamiento de los jugadores) del reglamento futbolístico en lo referente a la ropa interior.

Si bien la regla 4 ya establecía que “el equipamiento básico obligatorio no deberá tener mensajes políticos, religiosos o personales” y que los jugadores “no deberán mostrar al público ropa interior con lemas o publicidad”, la enmienda aclara que tanto el equipamiento básico obligatorio como la ropa interior “no deben llevar ningún tipo de lemas, declaraciones ni imágenes”. Jérôme Valcke, el secretario general de la FIFA, manifestó después de la reunión: “De ahora en más no puede haber en la ropa interior lema o imagen alguna, aunque sea de tono amistoso”.

La IFAB indicó que la violación de la enmienda a la regla 4, que entrará en vigencia el 1º de junio, con vistas a la Copa Mundial de este año, no es sancionable con amonestación, aunque quienes la violen pueden ser sancionados por los organizadores de la competencia. Según la IB, el propósito de la enmienda es “contar con un enfoque uniforme que, además, resulta más sencillo de regular”. Para Alex Horne, secretario general de la English Football Association, institución miembro de la IB, “la idea es conseguir un poco de coherencia. La regla más sencilla para la imagen del deporte es comenzar desde la base de que los lemas no serán aceptados”.

La regla 4 está fundamentada en el principio defendido por la FIFA –en conjunto con el resto de la dirigencia del deporte internacional–, que establece una estricta separación tanto entre el deporte y la política como entre el deporte y la religión. Sin embargo, el deporte es una práctica social politizada y frecuentemente las federaciones deportivas internacionales asumen objetivos políticos explícitos. De hecho, parte de la misión que la FIFA se asigna a sí misma incluye “infundir esperanza en los que más la necesitan”. Del mismo modo, la FIFA afirma: “Utilizamos el poder del fútbol como herramienta para el desarrollo social y humano [...] a fin de apoyar a las comunidades locales en áreas tales como el mantenimiento de la paz, la salud, la integración social, la educación, entre otras”.

Se podría argumentar que es incoherente que la FIFA proponga objetivos políticos y al mismo tiempo prohíba que los jugadores se manifiesten en ese sentido a través de lemas, declaraciones o imágenes tanto en el equipamiento básico obligatorio como en la ropa interior. Dichas manifestaciones deberían estar al menos permitidas cuando expresan y promueven esos objetivos políticos y/o cuando propugnan el uso del deporte, como indica la Carta Olímpica, para “el establecimiento de una sociedad pacífica y comprometida con el mantenimiento de la dignidad humana”. Por supuesto, también se podría discutir si los jugadores deberían poder exhibir otro tipo de mensajes políticos o personales, pero esa discusión excede el propósito de esta nota.

Como se ha visto, el argumento de la IB es que una prohibición general uniforma y es más sencilla de regular. Ni la uniformidad ni la comodidad son argumentos suficientemente sólidos. Indudablemente, el contenido específico de los objetivos políticos de la FIFA así como los de la Carta Olímpica son susceptibles de ser interpretados y expresados de diferente manera. Aunque la potencial pluralidad de interpretaciones y expresiones puede dar lugar a controversias e intensos debates, los mismos son preferibles a la prohibición decidida por la IB. De hecho, el desarrollo social y humano que propone la FIFA demanda discusiones abiertas, plurales y amplias.

Por otro lado, también es incoherente que la FIFA prohíba las expresiones religiosas en el equipamiento básico obligatorio como en la ropa interior cuando las tolera –o acepta con agrado– en otras circunstancias. Considérense los siguientes tres ejemplos:

1 Pocos días después de que Jorge Bergoglio se convirtiera en el papa Francisco el 13 de marzo del año pasado, el Club Atlético San Lorenzo de Almagro, del cual Bergoglio es simpatizante confeso, fue autorizado a disputar un partido oficial con una camiseta diseñada especialmente para homenajearlo. La camiseta incluía una imagen del Sumo Pontífice y la leyenda “Papa Francisco”.

2 Cinco meses después, las selecciones de Argentina e Italia jugaron un partido amistoso en Roma en homenaje al papa Francisco. El día antes del partido ambas selecciones lo visitaron en el Vaticano.

3 Lionel Messi, quien le obsequió un olivo al papa Francisco en aquella visita, tiene el hábito de persignarse cada vez que convierte un gol. A pesar de su hábito obviamente religioso, la FIFA no le ha sugerido a Messi que desista de hacerlo.

En resumen, si el objetivo de la FIFA es la coherencia haría bien en permitir expresiones en el equipamiento básico obligatorio como en la ropa interior que estén de acuerdo con los objetivos políticos que se arroga así como los que figuran en la Carta Olímpica. Del mismo modo, la FIFA también haría bien en no permitir ninguna expresión religiosa pública relacionada con el juego. Caso contrario, incurre en la incoherencia que pretende eliminar y sus decisiones pueden ser interpretadas como arbitrarias. Además, seguir insistiendo que el fútbol debería estar estrictamente separado de la política y la religión desconoce la realidad y la historia deportiva así como el propio accionar de la FIFA.

Finalmente, huelga decir que la FIFA no ha argumentado apropiadamente por qué tal separación sería conveniente.

* Doctor en Filosofía e Historia del Deporte. Docente en la Universidad del Estado de Nueva York (Brockport).

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