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El arquero uruguayo Sebastián Sosa reveló ayer que, tras el partido que Vélez empató sin goles como local ante Rafaela, barrabravas del club de Liniers fueron a verlo al vestuario y que mantuvo una conversación a “dos metros” de su familia, incluidas sus hijas, lo que demuestra que los violentos, como ocurre en la gran mayoría de los clubes argentinos, tienen acceso libre hasta en los sectores restringidos incluso para los propios socios del club.

Sosa se había mostrado disconforme con los silbidos recibidos por el equipo tras el empate en el Amalfitani, según captaron las cámaras de televisión, y eso generó que integrantes de la barra del club lo visitaran para pedirle explicaciones. “Estuve mal yo, fue un momento de calentura y alguno se sintió dolido. Son cosas que quedan adentro de la cancha, pero en el vestuario vinieron los muchachos de la barra a conversar en buenos términos, no es para dramatizar”, manifestó el ex arquero de Boca en declaraciones a TyC Sports, tras la práctica matutina.

“No pasó a mayores, quedo ahí, me vinieron a hablar en buenos términos”, reiteró el uruguayo que, sin embargo, confesó que “no estuvo bueno”, ya que su familia estaba a escasos metros y deslizó que “fue un error de alguien” haberlos dejado pasar hasta ese sector. “En lo personal no me sentí identificado con los silbidos porque tuve una buena actuación, pero no estoy exento de la mala noche que tuvo el equipo. Estamos pasando un bajón futbolístico luego de un buen arranque con cuatro triunfos”, agregó.

Por otra parte, en el plano futbolístico, Lucas Pratto y Lucas Romero están para volver, en tanto Leonardo Rolón sufre un desgarro de isquiotibial y tendrá tres semanas de inactividad.