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Más de un millar de hinchas de Unión se acercaron ayer a la sede del club para darle el último adiós a Diego Barisone, el futbolista surgido en esa institución que murió en la madrugada del martes al chocar su auto contra un camión, mientras regresaba a Buenos Aires para entrenar en Lanús. Familiares, amigos y ex compañeros participaron durante toda la noche del velatorio, que se desarrolló en una casa de sepelios de la capital provincial, mientras que los hinchas santafesinos esperaron el paso del cortejo por la sede de la entidad para darle el último adiós.

“Bari, nunca te olvidaremos”, decía la bandera que jugadores de las inferiores del club desplegaron frente a la sede. El cortejo fúnebre partió a las 9 desde la casa velatoria hacia el cementerio, donde descansarán sus restos, y fue acompañado por el aplauso y en muchos casos el llanto de la gran cantidad de personas, que se acercaron para el último adiós.

“Quisimos estar con la familia, con los padres, con la hermana. Vinieron los 30 jugadores de Lanús, los dirigentes, cuerpo técnico, médicos, kinesiólogos, y eso porque más allá del futbolista el mejor recuerdo era la persona. Estamos sorprendidos y doloridos”, dijo el entrenador del equipo del sur, Guillermo Barros Schelotto, durante la madrugada, al salir del velatorio.

Lanús contrató tres vuelos privados para que los ex compañeros, cuerpo técnico y dirigentes acompañen a la familia y despidan a Barisone, quien se había sumado al club en febrero pasado. Barisone, de 26 años, regresaba desde Santa Fe hacia Lanús para comenzar con la semana de entrenamientos.