DEPORTES › LOS HINCHAS BOQUENSES NO SE LA BANCARON
Polémica por una tribuna caliente y antideportiva
Por Ariel Greco
El partido se desarrollaba con normalidad. Racing ganaba 2-1 y ya tenía el control psicológico del trámite, mientras que Boca mostraba su impotencia para revertir el marcador. Pero, a partir de una serie de jugadas polémicas, todo se desnaturalizó hasta la inevitable suspensión.
Carlos Arano tiró la pelota por un lado del a esa altura descontrolado Rolando Schiavi, e intentó buscarla por el otro. Si bien el defensor de Boca le cruzó el cuerpo, la impresión fue que Arano buscó el contacto al notar que no llegaba. Héctor Baldassi interpretó que Schiavi aplicó un manotazo en la cara y lo expulsó por doble amonestación. En ese momento, desde la popular de Boca empezaron a bajar los primeros insultos.
Unos minutos más tarde ocurrió otra maniobra que aumentó el enojo de los hinchas visitantes, aunque esta vez no había ninguna duda en la decisión del juez. De la misma manera que en el último clásico ante River, Cristian Traverso se arrojó hacia adelante con los dos pies en plancha, esta vez sobre el tobillo de Leonardo Torres. Mientras el volante de Racing se revolcaba en el piso del dolor, Baldassi expulsaba a Traverso con roja directa. Racing con once, Boca con nueve y un gol abajo con cinco minutos por jugar. Y, entonces, desde la popular llegaban insultos en todos los idiomas para el juez.
Claro que todavía faltaba la gota que derramó todo. Torres recibió en el área y cuando intentaba girar, Battaglia se lo llevó por delante. Penal claro para todos, menos para la hinchada de Boca. En ese momento, los simpatizantes visitantes empezaron a arrojar de todo a la cancha. Pedazos de hielo, cascotes, ladrillos, botellas, pomos de mayonesa, todo servía para que Bedoya no pudiera ejecutar el penal. Ante la lluvia de proyectiles, Baldassi ordenó que los jugadores se retiraran hacia el centro del campo.
Pese al tímido pedido de Abbondancieri, los hinchas no se tranquilizaban. Incluso tuvieron tiempo para ironizar con el árbitro. Primero pidieron que Baldassi ejecutara el penal. Luego cambiaron la letra de un hit clásico: “Los goles de Baldassi/ que ya van a venir...”. Mientras tanto, los alegres simpatizantes de Racing contestaron con un canto de dudoso gusto, ya que pedían la inclusión de Riquelme para secuestrarlo...
Tras la interrupción, parecía que la situación se calmaba. Por eso, Abbondancieri retornó a su arco y Bedoya se colocó en posición para ejecutar el penal. Sin embargo, una nueva piedra cayó sobre el área y ya no hubo marcha atrás. Baldassi cruzó los brazos por encima de su cabeza para señalar la suspensión y todo se acabó. No daba para más.