DEPORTES › INDEPENDIENTE CUMPLIO UN SIGLO

Cien años de orgullo

Como cantan sus hinchas en la tribuna, el club de Avellaneda despierta ese sentimiento por su historia gloriosa, mojonada por una profusión de títulos internacionales que sólo el Real Madrid y el Milan igualaron en el mundo, con futbolistas como Erico, Sastre, De la Mata, Grillo, Artime, Bertoni y Bochini, su máximo icono.

@Las ganas de jugar al fútbol despertaron en un grupo de jóvenes una sana rebeldía para burlar una prohibición absurda y fundar su propio club. Con el correr de las décadas, ese equipo de pibes se transformaría en el club que, junto al Real Madrid y al Milan, cosecharía mayores logros internacionales. Hace un siglo nació Independiente Foot Ball Club, que luego sería rebautizado como Club Atlético Independiente, una institución que, pese a su turbulento presente institucional, supo ser todo un modelo de administración para las demás entidades que integraron la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), cuna de talentosos jugadores y lujosos planteles, los verdaderos responsables de haber impuesto entre los hinchas rojos la cultura del “paladar negro”, ese gusto tan particular por un estilo de juego vistoso y ofensivo que todavía pervive entre los simpatizantes del conjunto de Avellaneda.
A pesar de pagar la cuota mensual como socios del Maipú, el club de los empleados de la tienda Ciudad de Londres, los jóvenes podían ver jugar a los mayores, mas no contaban con el privilegio de entrar en la cancha. Fue Rosendo Degiorgi, junto con otros cadetes de la firma, el encargado de encabezar la rebelión que daría lugar al surgimiento de Independiente. El 4 de agosto de 1904 convocaron a una reunión en el Café de la Victoria, ubicado entre las calles Perú y de la Victoria –hoy Hipólito Yrigoyen– ocho pibes, cuyas edades oscilaban entre los 14 y los 17, y decidieron “independizarse” de los grandes del club Maipú y fundar su propio equipo.
Si bien el club quedó constituido en esa reunión, no hubo en aquel encuentro fundacional un acta escrita ni documento que lo acreditara. La fecha oficial surgió de una asamblea que se realizó el 1º de enero de 1905 en un local de la calle Esmeralda, de la cual tomaron parte el grupo de socios fundadores con aquellos que se sumaron luego. Arístides Langone fue electo presidente y el 19 de enero, Independiente, luciendo camiseta blanca con vivos azules, jugó su primer partido ante Atlanta, un empate 22 en la cancha de Gaona y Donato Alvarez. Una semana después, llegó el primer triunfo. Un 1-0 ante Maipú, el club que con su prohibición había instado a estos jóvenes a la rebelión de crear su propio equipo. El 25 de junio, el propio Langone, tras presenciar un partido entre los ingleses del Nottingham Forest y el Alumni de los hermanos Brown, quedó maravillado por el juego de los ingleses y propuso que Independiente adoptara el mismo color de la vestimenta del elenco británico: el rojo. Además, a propuesta del mismo Langone, el club modificó levemente su denominación inicial y pasó a llamarse Club Atlético Independiente.
La búsqueda de una cancha adecuada hizo que al año siguiente el club cruzara el Riachuelo y se mudara hasta la vecina Avellaneda, zona de barracas, frigoríficos y troperos, donde además encontró a su tradicional rival: el Racing Club, afincado en el barrio desde hacia algunos años. Meses después se jugaría el primer clásico, victoria 3-2 en favor de Independiente. Ese triunfo le permitió al equipo afirmarse en Avellaneda y crecer con el arribo de un nuevo contingente de socios disidentes llegados, justamente, desde su vecino Racing.
Independiente se arraigó en esa Avellaneda industrial, trabajadora e inmigrante, plagada de gallegos que venían a hacerse la América y que fueron engrosando la masa societaria de la institución; así fueron naciendo otras disciplinas deportivas, además del fútbol. Ya en los ’20, el equipo se había convertido en un permanente animador de los certámenes amateurs de la Asociación Argentina de Foot-Ball. Campeón en 1926, su brillante delantera –Canavari, Lalín, Ravaschino, Seoane y Orsi– fue llamada “los diablos rojos”, por la prensa de la época. Con esa brillante ofensiva, Independiente conquistó el título de 1928. Ese año alcanzó un gran logro institucional: el primer estadio de cemento de Sudamérica, la “Doble Visera”, que aún permanece en Cordero y Alsina.
De la mano de un fantástico goleador venido desde Paraguay, consigue en 1938 y 1939 sus primeros campeonatos profesionales. En el torneo del ’38, Arsenio Erico convirtió 73 goles, una marca jamás igualada en el fútbolargentino. Junto con él, Antonio Sastre y De la Mata contribuyeron a forjar la identidad de Independiente, un equipo que mantenía fidelidad a una filosofía de juego: la pelota contra el piso y el toque corto, siempre en procura del arco de enfrente. Aquel estilo se fue haciendo carne en los hinchas y se convirtió en la marca distintiva del club.
Vicente “Capote” De la Mata se transformó en símbolo del club en los ’40, desparramando su talento a lo largo de la década, con un juego exquisito y pulido. La huelga de futbolistas y el posterior éxodo a Colombia le permitió a Independiente alcanzar el campeonato de 1948 simplemente por contar con la mejor reserva del fútbol argentino.
En pleno apogeo del peronismo, crecía institucional y socialmente sin recibir apoyo del Estado, mientras Racing construía, a dos cuadras de la Doble Visera, el estadio Presidente Perón. Aquellos años de sequía en cuanto a campeonatos fueron compensados con la irrupción de una gran delantera, que integró en forma íntegra la ofensiva de la Selección Nacional: Micheli, Cecconato, Lacasia, Cruz y Grillo, autor éste de un gol antológico ante los ingleses en River, una tarde de 1953.
Tras doce temporadas sin títulos, conquistó el torneo de 1960 y luego el de 1963, lo que le permitió jugar al año siguiente la Copa Libertadores de América y dar un salto de jerarquía internacional. Es el surgimiento de la “mística copera”: en 1964, se convierte en el primer equipo argentino en ganar el certamen y luego repite en la siguiente edición, aunque no puede alcanzar la Intercontinental, derrotado en dos oportunidades por el Inter. Años de Bernao, Navarro y Santoro arquero y capitán. Con Yazalde y Artime gana el Nacional de 1967; pero lo mejor estaba por venir.
Es en los ’70 que Independiente logra alcanzar el cénit futbolero. Gana los Metropolitanos de 1970 y 1971, y este último título le abre camino a su consagración internacional. Conquista todas las Libertadores de 1972 a 1975 y las Interamericanas de 1973, 1974 y 1976, sumándole los Nacionales de 1977 y 1978.
También la década que marcará el nacimiento futbolístico de su más grande jugador, el de una actuación consagratoria en la final Intercontinental de 1973 cuando, tras una pared mágica con Daniel Bertoni, Ricardo Enrique Bochini convirtió el gol que le permitió a Independiente ganar esa copa por primera vez en su historia. Bochini inició así su trayectoria como máximo ídolo del conjunto de Avellaneda. exhibiendo siempre la enorme simpleza de su estilo, dotado de la gran cualidad de convertir en sencillo lo que parecía imposible. Bochini jugó con la camiseta roja hasta 1991 y su presencia resultó decisiva en aquel lujoso equipo campeón de 1983, que luego alzó la Libertadores y la Intercontinental en 1984. Con figuras como Marangoni, Burruchaga, Giusti y Villaverde, José Omar Pastoriza condujo un equipo brillante que llevó a cabo una gran campaña y que quedó por siempre en la historia del club.
Los últimos títulos son más recientes, el de 1989, con Jorge Solari como técnico; el Clausura 1994 dirigido por Miguel Brindisi y las Supercopas de ese año y de 1995. Pero desde la segunda mitad de los ’90 el club inicia una racha negativa que se expresa en lo deportivo e institucional. Salvo la buena campaña del equipo que César Luis Menotti dirige en la temporada 1996-97 y el subcampeonato logrado por un conjunto que tuvo como entrenador a Enzo Trossero en el 2000, Independiente repite malas campañas en medio de turbulentos manejos dirigenciales. En el 2002, bajo la conducción de Américo Gallego obtiene el Apertura, pero ese logro parece un espejismo en medio de un contexto signado por los malos resultados y las denuncias. Independiente, sin dudas, se merece algo mucho mejor que evocar con nostalgia su glorioso pasado.

Producción: Leonardo Castillo.

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