DEPORTES › LA VORACIDAD DEL FUTBOL DE PRIMERA ES CADA VEZ MAYOR
Se come un técnico por fecha
Van cinco fechas y ya se fueron o renunciaron cuatro entrenadores; el quinto no está muy seguro. Así conspira la duración de los torneos.
Por Pablo Vignone
La voracidad predadora del fútbol de Primera, que devora técnicos a razón de uno cada dos fechas desde hace al menos diez torneos, se exacerbó: si la renuncia de Luis Garisto a Instituto, anunciada el domingo, se hubiera confirmado –lo que negó ayer el ayudante de campo del entrenador uruguayo–, el ritmo se habría duplicado en este Clausura a un técnico por fecha: en cinco fechas disputadas, fueron cuatro los equipos (Colón, Almagro, Gimnasia y Huracán de Tres Arroyos) los que cambiaron entrenador.
Por supuesto que la depredación está estrictamente relacionada con la ferocidad del resultado: un simple repaso a la tabla muestra que son los equipos que ocupan las últimas posiciones los que han perdido a su entrenador en apenas cinco partidos (o menos). Son excepción Banfield, que está último pero disputa la Libertadores, y Falcioni tiene crédito; y Boca, que se recuperó venciendo a Gimnasia, aunque un rumor insistente afirma que los dirigentes quisieran contar con Marcelo Bielsa para el ejercicio 2005/06. En San Lorenzo, Veira descartó que pensara dejar el cargo (ver aparte).
Al explicar los motivos de su renuncia, el domingo, Carlos Ischia aludió a los campeonatos cortos como un factor agravante de la situación, sugiriendo que un regreso al viejo calendario de marzo a diciembre podría atenuar ciertas urgencias que precipitan, inclusive, las renuncias, aunque el ambiente no esté tan caldeado, como le sucedió el año pasado a Miguel Brindisi, protagonista de una profecía autorreferente. “Si pierdo el clásico con River, me voy”, aseguró, y cumplió aunque nadie lo había exigido: Brindisi estuvo en Boca apenas 14 partidos.
En un artículo que escribió para Página/12 en diciembre pasado, el entrenador José Yudica expresó: “La duración de los campeonatos acortó todos los tiempos en la tarea y eso repercute obviamente en la actitud con la cual los entrenadores encaran su trabajo (...) Cuando los campeonatos duraban un año, los plazos de los técnicos eran mayormente respetados. Un técnico llegaba a un equipo con una idea de juego y, si encontraba los jugadores para ponerla en práctica, por lo general le iba bien. Esto incluso se vio en los equipos chicos, en los cuales se respetaron plazos como éstos. No es casualidad que en Argentina, entre mediados de los ’60 y fines de los ’80 hayan salido campeones clubes chicos como Estudiantes, Chacarita, Ferro, Quilmes y Argentinos”.
Evidentemente los tiempos se acortaron tanto como los torneos, pese a que éstos, paradójicamente, duplican la posibilidad del éxito. Pero en los ’70 se jugaban dos campeonatos por año, aunque el Metropolitano de entonces tenía 38 fechas, las mismas que la suma de Apertura y Clausura, y luego se jugaba el torneo Nacional.
De los técnicos que perdieron su trabajo o renunciaron a su cargo en lo que va del Clausura, Carlos Ischia sólo estuvo al frente del plantel de Gimnasia en 24 partidos; la dupla Sánchez-Hrabina condujo a Almagro en 23 encuentros; Pablo Morant dirigió a Huracán de Tres Arroyos sólo en siete cotejos; y Juan Pizzi y José Del Solar apenas si duraron 3 partidos en Colón.
En aquella serie de artículos sobre la calidad del fútbol argentino, Carlos Griguol suscribió una idea similar a la expresada por Yudica: “Uno de los problemas más grandes que el fútbol argentino tiene en la actualidad es la impaciencia –escribió Griguol–. Todo debe ser urgente, rápido, inmediato. No se respetan los tiempos. Los entrenadores no llegan a desarrollar una idea de juego con sus dirigidos porque la urgencia de los resultados hace que todo el esfuerzo deba sacrificarse en función de un resultado, que normalmente debe llegar de forma mágica, como si detrás de todo un triunfo no hubiese un proceso para alcanzarlo”.
Ya casi no puede hablarse de proceso: según un estudio de la agencia Télam, el 56 por ciento de los técnicos que dejó su cargo en la temporadaen curso no completó seis meses al frente de sus planteles. En las 24 fechas disputadas (19 del Apertura, 5 del Clausura), 16 cuerpos técnicos dejaron su función (a un ritmo de uno cada fecha y media) y de ellos solamente seis dirigieron más de 20 partidos a su equipo.