EL PAíS › HABLA POR PRIMERA VEZ EL JUEZ VILLAFUERTE
RUZO, QUE INVESTIGO LA MUERTE DE MENEM JUNIOR

“Quedó probado que no fue un atentado”

Al cumplirse diez años de la muerte de uno de los hijos del ex presidente Carlos Menem y del piloto Silvio Oltra, el juez que investigó el caso da las razones por las cuales descartó en su fallo –ratificado por la Corte Suprema– que un ataque externo hubiera provocado la caída del helicóptero. Desestimó las versiones sobre testigos que
habrían muerto sospechosamente.

 Por Raúl Kollmann

Hubo treinta y nueve testigos independientes que declararon ante la Justicia que vieron a Carlos Menem junior volar muy bajito con el helicóptero, jugando sobre la ruta que lleva a Rosario. En ningún momento perdió el control del aparato ni se vio humo ni se escucharon disparos ni explosiones. Hay testigos que mencionan que Junior venía jugueteando por encima de un Fiat Uno que conducía una mujer. En esa circunstancia chocó con los cables que atravesaban la ruta y se precipitó a tierra. Son falsas las versiones sobre misteriosas muertes de testigos y peritos. Exactamente a diez años de la muerte de Carlos Menem junior, por primera vez, el juez que investigó el caso, Carlos Villafuerte Ruzo, aceptó romper el silencio y contó ante Página/12 cuáles fueron las conclusiones de su investigación y por qué sostuvo en su fallo que no hubo atentado. La sentencia fue luego convalidada por la Cámara de Apelaciones de Rosario, la Casación desechó un recurso de Zulema Yoma, quien insiste con la hipótesis del atentado, y también la Corte Suprema de Justicia ratificó lo actuado, por lo cual la sentencia es firme y Zulema igualmente está peleando el caso en la OEA, alegando que hubo privación de justicia.
–La mayor parte de la población cree que a Carlos Menem junior lo mataron en un atentado. Usted llegó a la conclusión de que no hubo ataque alguno y que el hijo del ex presidente murió porque se llevó por delante los cables sobre la autopista. ¿Qué pruebas fueron decisivas?
–Se instrumentaron una variedad de medios probatorios, pero los más importantes están basados en los 36 testimonios directos, sin influencias de ningún tipo, recogidos en los distintos tramos de la ruta número 9, que vieron el vuelo bajo del helicóptero a partir del kilómetro 154. Cuando hablo de vuelo bajo, me refiero a unos 12 metros de altura, que es justamente la de los cables. Los testigos dicen que vieron el helicóptero sin inconvenientes, es decir, sin humo, ni fuego, sin percibir detonaciones, sin roturas ni pérdida de líquidos, evidenciando dominio del piloto sobre el aparato.
Cuando Villafuerte habla de estos testigos se refiere a una larga serie de personas, sin conexión entre sí, que vieron el helicóptero final. Se trata de camioneros, empleados de dos estaciones de servicio, un jardinero, el trabajador de un galpón, personas que iban manejando su automóvil. Tienen nombres y apellidos: Humberto Bracco, Marcelo Franco, Pedro Farré, Elizabeth Mastroiani, Hugo De Lázzari y así sucesivamente hasta sumar 39. La descripción de todos es coincidente: volaba bajito, a veces subía para pasar por encima de cables, después bajaba, estaba a la misma altura que un cartel de Shell, a otro se le voló la gorra, iba derechito, “absolutamente normal”, mencionaron otros. Para el juez, estos testimonios son decisivos.
–¿Qué otras pruebas tomó en cuenta?
–Los informes técnicos inmediatos al hecho y posteriores a éste. Empezando por el de la Fuerza Aérea, pero hay que señalar el informe de la empresa Bell, fabricante del aparato, y en especial el de un técnico de la Bell. Todo se hizo en sede judicial.
–Algunos de los que han estudiado el caso sostienen que Carlos Menem junior venía jugueteando por encima de la ruta. ¿A qué conclusión llegó?
–Me limito a decirle que los testigos manifestaron que el vuelo del helicóptero transitaba distintas alturas, por el centro de la autopista o sobre las márgenes, sin oscilaciones ni maniobras evasivas, en alguna parte del recorrido siguiendo el zigzagueo del camino, de la ruta, Algunos, debido al vuelo tan bajo, hasta divisaron a los dos ocupantes. Destacaron además que se advertía que el piloto tenía el dominio de la máquina.
–¿Es cierto que jugueteaba con una mujer que iba en la ruta en un auto?
–Vea, en los últimos 5000 metros de vuelo, el helicóptero hizo la mayoría de su recorrido sobre el trazado de la ruta 9, por el centro de las dos autopistas, o por carril de la mano Buenos Aires-Rosario, el cual en su parte media tiene como un quiebre que no es imprescindible que una máquina en su vuelo lo reproduzca, circunstancia esta que sí ocurrió en este caso. Una parte de los testimonios es coincidente en afirmar que escucharon de terceros que el helicóptero venía siguiendo un vehículo Fiat Uno, blanco para algunos, para otros oscuro, que marchaba en el mismo sentido y que uno de los ocupantes del auto –siempre en el plano de esas versiones– era una mujer que se detuvo y bajó al ver caer el helicóptero y, tras manifestar su dolor por el hecho, subió al auto y se alejó raudamente. Numerosos testigos destacan esa circunstancia y así figura en la causa judicial.
–En un principio, hubo versiones de un tercer pasajero en el helicóptero. Se habló de un o una terrorista que hizo que el aparato cayera. Incluso allegados a Zulema Yoma tuvieron esta postura en algún tramo de la investigación.
–El helicóptero despegó del aeropuerto de Don Torcuato solamente con los dos ocupantes, Carlos Menem junior y Silvio Oltra. Hubo testigos que relataron con mucha precisión la llegada de ambos al aeropuerto y el posterior despegue, sin desperfectos. Un testigo, en un principio, manifestó esa versión del tercer pasajero, pero quedó totalmente desvirtuada luego de corroborar testimonialmente y con prueba documental que esa persona había visto otro aparato similar, pero de otro color, con vidrios tonalizados que despegó desde otro lugar del aeropuerto y en otra dirección. Concretamente, ese aparato no era aquel en el que viajaban Carlos Menem (h.) y Silvio Oltra. Luego, cerca del lugar en el que se precipitó a tierra, por el vuelo tan bajo algunas personas observan dos ocupantes solamente y por último se agrega el testimonio de un chofer de micros de larga distancia que introduce en la investigación haber visualizado entre los restos del helicóptero el cuerpo de una mujer, lo cual se contrapone con todos los testimonios de aquellas personas que llegan de inmediato al lugar donde cayó la máquina a los pocos segundos de producido el siniestro, algunas de las cuales fueron las primeras en auxiliar a las víctimas. Ninguno hace referencia al respecto. Por otra parte, ese chofer fue sometido a un juicio oral y público por falso testimonio y, aunque no haya trascendido mucho, lo concreto es que fue condenado por mentir por el Tribunal Oral Federal número 1 de Rosario.
–Uno de los elementos por los cuales se ha señalado que la muerte de Junior pudo haber sido un atentado es una pericia de la Gendarmería que mencionó rastros de proyectil en alguna parte del fuselaje del helicóptero. ¿Cómo tomó usted esa pericia?
–Al valorar la pericia realizada por la Gendarmería Nacional, se tuvo en cuenta que los pocos restos del aparato que ellos analizaron estuvieron durante ocho meses aproximadamente sin protección alguna, en manos de terceros, sin las condiciones mínimas de seguridad necesarias, lo cual gravitó en la apreciación de los resultados. De todas maneras, yo tenía un informe de la Junta de Investigaciones de Accidentes de Aviación Civil de la Fuerza Aérea, que descartó la presencia de proyectiles de armas de fuego u orificios compatibles con los mismos, o restos de explosivos o esquirlas, o cualquier otra evidencia de un atentado con armas de fuego. En la elaboración de ese informe han participado numerosos expertos. Todos coinciden en esto y luego lo ratificaron en sede judicial. Además, debe sumarse algo muy importante. El experto enviado por la autoridad competente de los EE.UU., delegado de la National Transportation Safety Board y el jefe de seguridad de la empresa Bell Helicopter, al igual que los miembros de la Junta de la Fuerza Aérea tuvieron bajo su íntegra percepción la totalidad de los restos del aparato, al punto de examinarlos con lupa, ello a poco de haber ocurrido el hecho y encontrándose los restos bajo garantías de seguridad. Descartaron la presencia de orificios de proyectiles de armas de fuego o agresión externa. No existieron informes de organismos de inteligencia internacionales, nacionales y provinciales que arrojaran indicios en tal sentido.
Cuando Villafuerte Ruzo habla de los ocho meses en que los restos del aparato estuvieron sin control alguno, se refiere a algunos de los hechos más graves de la investigación y que fueron anteriores a su llegada a la causa. El magistrado tomó el caso cuando lo designaron como juez, en 1996, un año después de la muerte de Junior. En los primeros tiempos, enseguida después de las pericias iniciales, en lugar de preservar las evidencias hasta el final del proceso judicial como correspondía, se le devolvieron los restos del aparato a la empresa de seguros contratada por Emir Yoma, el verdadero dueño del helicóptero. Zulema Yoma siempre argumentó que ésa fue una maniobra para tapar las pruebas de lo que considera fue un atentado.
–Respecto de la autopsia hubo muchos cuestionamientos: que fue dudosa, que el cuerpo hoy enterrado no es el de Menem junior.
–No es así. En el momento del hecho, según luego me manifestaron algunas autoridades, no había reclamos ni dudas y se demostró que los médicos del Hospital San Felipe de San Nicolás tuvieron una intervención de la que no quedó margen especulativo alguno. Luego se ordenaron las autopsias, a los pocos meses de hacerme cargo del juzgado, las que se realizaron con total libertad y autonomía. Estas palabras, recuerdo, fueron invocadas por los abogados y peritos de parte de los querellantes (Zulema Yoma). También se dispuso una junta médica que confirmó esos extremos. Todos los estudios realizados con finalidad identificatoria dieron la certeza suficiente como para concluir que los cuerpos autopsiados pertenecían a las víctimas. Se determinó la correspondencia del cráneo con los demás huesos del cadáver, ello a través del examen radiológico previo y luego en la mesa de autopsias con los estudios de los puentes en la zona del cuello, los cuales unían la cabeza con el cuerpo. Otros estudios descartaron alteraciones por componentes químicos. Participaron facultativos del Cuerpo Médico Forense, de la Facultad de Medicina, de la Academia de Medicina y de la Asociación Médica Argentina y peritos de parte, así como también jueces federales de otras jurisdicciones, fiscales y secretarios.
–Se dijo que varios testigos murieron en forma misteriosa.
–No es así, no existen misterios. En cada uno de los casos, se verificaron las causas, siendo las mismas de la más variada índole. Del análisis que se hizo no surgieron elementos que permitieran determinar relación o nexo con la investigación, como tampoco los jueces intervinientes en esos casos vieron vinculación alguna.

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El juez Carlos Villafuerte Ruzo basó su fallo en pericias y en el testimonio de 36 testigos.
 
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