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El seleccionado argentino de rugby, Los Pumas, logró un sensacional empate 25-25 ante el combinado British and Irish Lions, de Gran Bretaña, que alcanzaron la paridad con un penal en la última jugada del partido que tuvo como escenario el imponente Millenium Stadium, de Cardiff. La buena tarea de un diezmado equipo de Argentina se vio reflejada ya al cabo del primer tiempo en que los albicelestes ganaban 19-16. Los Pumas fueron al frente durante todo el partido, sacaron incluso una ventaja de 13 puntos, pero los locales presionaron muchísimo en la segunda mitad y lograron un empate que pudo haber sido triunfo.
El duelo estuvo marcado por el regreso del internacional Jonny Wilkinson, capitán del equipo de Inglaterra campeón del mundo, incluido en el grupo invitado a la gira de los Lions por Nueva Zelanda, y que se vio alejado de los terrenos de juego en los últimos tiempos debido a una serie de lesiones.
El partido empezó con quince minutos de retraso sobre el horario previsto debido a los atascamientos de tráfico causados en las cercanías del estadio por la multitud que acudió a ver a su ídolo, Wilkinson, quien no les defraudó al marcar los puntos finales decisivos en los últimos cinco minutos del partido, cuando los Lion iban tres puntos por debajo del conjunto argentino.
El encuentro tenía como objetivo servir como base de partida al entrenador Clive Woodward para definir el equipo ideal de los Lions, una selección de los mejores jugadores ingleses, escoceses, galeses e irlandeses.
“Nadie creía que iba a ser fácil; logramos sólo un empate, pero les metimos mucha presión al final”, declaró Wilkinson al cierre del partido en el que logró marcar un total de 20 puntos.
Los argentinos llevaron la voz cantante desde los primeros minutos de juego, cuando Federico Todeschini (que acabaría el partido también con 20 puntos, con la misma combinación de seis penales y una conversión) marcó los primeros puntos para, en pocos minutos, alzar 13-0 en el resultado a Los Pumas, poco a poco remontado por los Lions.
El empate, sin embargo, supuso un triunfo para Los Pumas, cuyo entrenador, Marcelo Loffreda, ya había manifestado su frustración al no poder alinear a su mejor equipo, al tiempo que abogaba porque todo el mundo pusiera de su parte.
De hecho, los argentinos tuvieron que realizar más de nueve cambios en su formación y se vieron obligados a jugar sin 20 de sus mejores jugadores, debido al rechazo de algunos clubes, sobre todo franceses, a liberarlos de sus compromisos.