“Poner la pelota contra el piso y atacar.” Son las premisas que Gustavo Costas planea imprimirle al juego de Racing durante el próximo torneo Apertura 2007, con el claro propósito de que el equipo se convierta en uno de los animadores del certamen. En un diálogo con Página/12, el entrenador aseguró estar “muy confiado” en la capacidad del grupo de jugadores que conduce y se dijo “ilusionado” con la posibilidad de luchar por un título. El técnico remarcó que no pretende apurar el crecimiento futbolístico de los juveniles del plantel que integraron la Selección Sub-20, campeón en el reciente Mundial de Canadá. Costas tampoco se privó de tocar la cuestión de la realidad política que atraviesa la entidad de Avellaneda, en quiebra y con su fútbol profesional gerenciado, señalando que, “como hincha” le gustaría que los socios volvieran a manejar los destinos del club.

–La imagen que dejó Racing en las últimas tres fechas del Clausura 2007 fue muy superior a lo que exhibió durante todo el torneo. ¿Cómo hizo para cambiar el juego del equipo en el tramo final de la competencia?

–Trabajamos mucho en lo anímico. El grupo estaba muy alicaído por los malos resultados y apuntamos, primero, a levantarles el ánimo. Después, tratamos de que los jugadores valoraran la importancia de tener la pelota, de cuidarla para que no la dividieran todo el tiempo. Porque desde la posesión de la pelota todo se hace más sencillo, defender y atacar es más fácil. Apuntamos a esa idea y por suerte los jugadores lo entendieron y eso se notó en el rendimiento del equipo. Así que ahora vamos a insistir por el mismo camino. La ventaja que tenemos ahora es que pudimos trabajar más y progresamos en esa idea de juego durante la pretemporada.

–¿Cree que tiene plantel como para luchar por un campeonato?

–Sí, estoy muy ilusionado. Veo un gran grupo, que además está convencido del estilo futbolístico que queremos poner en práctica: jugar por abajo y buscar el arco rival.

–¿Los cuatro integrantes del Sub-20 que pertenecen a Racing, Matías Sánchez, Maximiliano Moralez, Gabriel Mercado y Claudio Yacob, son un suerte de as en la manga que se guarda para cuando comience el campeonato?

–Es muy importante tener a jugadores de esa proyección en este grupo. Pero no hay que apurarlos. Tenemos que ir de a poco para no interrumpir su maduración deportiva. Si los mandamos a la cancha de entrada corremos el riesgo de “quemarlos”, de exponerlos a la ansiedad de la gente, y todo eso pude ser muy perjudicial para ellos.

–¿Pero cómo se manejará si la gente empieza a reclamar la titularidad para alguno de estos juveniles?

–Lo repito, no vamos a dejar que quemen etapas. Vamos a ir de a poco con todos ellos. No podemos caer en la locura de los hinchas.

–El negocio de Blanquiceleste cierra sólo si transfiere futbolistas. ¿No es esa política perjudicial para su trabajo?

–Sí, pero la verdad es que eso es una realidad común a todos los clubes del fútbol argentino. No sólo pasa en Racing. Los jugadores se van cada vez más jóvenes al exterior porque los clubes no pueden pagarles lo que pretenden ganar. Esa también es una forma de apurarlos. Muchos pibes se van al exterior sin la suficiente templanza ni experiencia y eso lo pagan muy caro cuando están afuera.

–¿Qué cree que le sucedió a la Selección Argentina en la final de la Copa América ante Brasil?

–Me parece que Brasil lo sorprendió. Argentina creyó que podía jugar ese partido como lo hizo durante todo el campeonato, pero en realidad se encontró con un rival muy fuerte que llevó a cabo un planteo táctico muy inteligente, que el equipo no esperaba.

–¿Cómo evalúa el paso del equipo por el certamen?

–Es que la derrota ante Brasil fue tan dura y tan clara, que todo lo bueno que se pudo haber realizado quedó empañado por ese partido. Para mí, el saldo no fue positivo.

–Como hincha de Racing, ¿no le gustaría que fueran los socios quienes manejaran de nuevo los destinos del club?

–Sería ideal. Antes hay que salir de la quiebra y debe surgir una clase dirigente capaz de administrar el club de forma eficiente. Pero sí, me gustaría que en un futuro la gente pudiera votar y elegir una comisión directiva.