Viernes, 27 de julio de 2007 | Hoy
ECONOMíA › EL DIA QUE BAJO EL DOLAR, SE AGRAVO EL PESIMISMO FINANCIERO INTERNACIONAL
El Banco Central vendió ayer 150 millones de dólares para frenar la suba de la divisa. Lo consiguió en un día lleno de tensión en los mercados financieros mundiales. Acá, la Bolsa cayó 4 por ciento y los bonos bajaron 6 puntos en promedio. Los impactos.
Por David Cufré
El Banco Central volcó ayer 150 millones de dólares para frenar la suba del dólar. Lo hizo a través de los bancos Nación, Provincia de Buenos Aires y Provincia de Neuquén, que cubrieron una porción de la importante demanda de divisas a precio de referencia. La cotización a nivel minorista bajó entre dos y tres centavos respecto del día anterior, para quedar en 3,13/3,14 para la compra y 3,17/3,18 para la venta en la mayoría de los bancos y casas de cambio. La intervención de la autoridad monetaria fue decisiva y profundizó el movimiento que había iniciado el día anterior para evitar que el dólar saltara más allá de 3,20. La mejor prueba de que el Gobierno mantiene el control en el mercado de cambios, de que aceptó de buen grado el aumento de los últimos días y ayer lo acomodó, fue que la revaluación del peso se produjo en un día desastroso en los mercados financieros mundiales, que llevó a la mayoría de los países de América latina a sufrir la devaluación de sus monedas.
Néstor Kirchner les restó trascendencia a los movimientos de la divisa de los últimos días. Dijo que no le preocupan. “La economía la manejamos nosotros, los argentinos. Hoy no tenemos ningún problema”, sentenció, en sus primeras declaraciones sobre el tema. “Podríamos haber tenido problemas, pero ya no los hay. Nosotros manejamos la economía nacional con decisión”, agregó, al término del acto en homenaje a Eva Perón.
La noticia ayer en el mundo a nivel financiero fue el desplome bursátil generalizado, empezando por Nueva York, cuyo índice Dow Jones perdió 2,3 por ciento, la mayor caída desde el martes negro del 27 de febrero pasado, en aquel momento por el derrumbe de la Bolsa de Shanghai. El índice MerVal de la Bolsa de Buenos Aires se estrelló un 4,0 por ciento, aunque peor les fue a los bonos, que se deslizaron 6 por ciento en promedio. En otras plazas de la región ocurrió algo similar: San Pablo bajó 3,8 y México, 3,6. El real se depreció 3,3 por ciento y cerró a 1,928. En Europa, Londres retrocedió 3,2 por ciento, París, 2,8, y Francfort, 2,6. Fue el segundo día de la semana con fuertes caídas, luego de la del martes.
La tensión está originada en la crisis de las hipotecas en Estados Unidos. La lectura de economistas y fondos de inversión internacionales es que las señales de recesión en ese mercado se extenderán al resto de la economía norteamericana. Eso produce inestabilidad financiera. La dimensión del problema quedó en evidencia con la aparición pública del secretario del Tesoro de aquel país, Henry Paulson, quien ayer habló por primera vez del tema buscando llevar tranquilidad. “Lo que estamos viendo es una revaluación de la percepción de riesgo” en el negocio de las hipotecas, valoró. Pero “no representa un riesgo serio para la economía en general, que es diversa y saludable”. También hizo un llamado a los empresarios del sector y a los propios ciudadanos: “Me gustaría ver más disciplina tanto por parte de los prestamistas como de los prestatarios”, reclamó.
El impacto de una eventual caída de la economía de Estados Unidos sería global. El primero visible para la Argentina ya en esta instancia es la dificultad para colocar bonos para refinanciar los vencimientos de deuda, que hasta fin de año suman más de 3500 millones de dólares. Esta dificultad, de todos modos, puede ser sobrellevada porque el Gobierno tiene un fuerte superávit fiscal y posibilidad de pedir adelantos al Banco Central. Si los problemas de Estados Unidos se propagaran, entonces el escenario internacional dejaría de ser favorable al desarrollo local como ocurrió en los últimos años.
El economista Miguel Bein opinó en diálogo con Página/12 que se está lejos de alcanzar tales niveles de gravedad. De acuerdo con su visión, en los últimos días se produjo una sobrerreacción en los mercados mundiales y un efecto manada que agravó las caídas. “Los inversores pasaron de subestimar los riesgos de cualquier crédito a sobreestimarlo. Pasaron de estar pelados a usar dos pelucas”, graficó. De todos modos, advirtió que “la recesión inmobiliaria en Estados Unidos es fuerte” y que “cualquier bono de cualquier empresa del mundo está cayendo, aunque sea una compañía sólida”.
El hecho de que el contexto global haya sido ayer tan complicado, reforzó la demostración del Banco Central de que puede manejar el mercado cambiario. A través de un comunicado, la autoridad monetaria informó que vendió 150 millones de dólares a través de tres bancos minoristas. Con ello paró la tendencia alcista del último mes y logró una baja en la cotización de entre dos y tres centavos. Fue un monto significativo, en razón de que la demanda de divisas fue también considerable. Se pactaron operaciones en el mercado mayorista por 817 millones de dólares, contra 700 millones de anteayer y 530 millones del martes. La mayor avidez por billetes verdes es básicamente de inversores extranjeros, que están deshaciendo sus posiciones en bonos en pesos para llevarse dólares a Estados Unidos y resguardarlos en bonos del Tesoro. Ese comportamiento profundizó la baja de los títulos locales, que ya lleva varias semanas.
Empresas multinacionales, grandes firmas de capital nacional y bancos también salieron a comprar dólares. Eso hizo saltar la tasa interbancaria de 12 a 16,5 por ciento en entidades de primera línea y hasta 20 por ciento en las de segunda. Fue otro síntoma del nerviosismo de los mercados. Si el Banco Central no contara con un blindaje tan poderoso de 44.174 millones de dólares de reservas, el sacudón externo provocaría otras reacciones y tendría otra transmisión a la economía real. En ese campo, por ahora, no hay señales de intranquilidad.
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