Va en bicicleta al entrenamiento; sus gestos en la cancha no tienen la misma relevancia que los de, por ejemplo, Diego Simeone; sus decisiones no paralizan al país como las de Ramón Díaz, pero Daniel Ricardo Florit está empezando a dar que hablar y en dos semanas será juez y parte de la definición del Clausura y del descenso. Con toda una vida ligado a Olimpo, al entrenador lo tomó por sorpresa la chance de escalar a Primera. El viernes 25 de abril, un día antes de recibir a Colón, por la duodécima jornada, asumió Florit. “No tengo ni idea de cómo estamos en el promedio”, fueron sus primeras declaraciones. En su historial, se destacaba su participación como marcador central en el equipo bahiense durante los ’80. Jugó el Nacional del ’84 e integró, junto con José Ramón Palacio (padre de Rodrigo) y Roberto Depietris (representante de la joya de Boca), el equipo que jugó la Liguilla pre Libertadores en el ’86 y cayó ante Boca. ¿Su experiencia como entrenador? Dirigió siempre en la liga local: a Pacífico, Rosario Puerto Belgrano y Sporting –éstos dos de Punta Alta– y conducía a Olimpo en la liga local hasta que las circunstancias lo catapultaron al fútbol grande. Desde su llegada, Olimpo ganó 15 de 18 puntos y en estos momentos salió del descenso directo y está en Promoción. No le quedan rivales accesibles (River, en el Monumental y Estudiantes, en Bahía), pero tiene en sus manos la posibilidad de ser un actor principal en la lucha de arriba y de abajo. Para quienes creen que el técnico es la figura más importante en un equipo, Florit puede ser una bandera. O totalmente lo contrario.