Jueves, 24 de junio de 2010 | Hoy
Eduardo Galeano se ocupó de las declaraciones del preparador físico de la Selección Argentina Fernando Signorini respecto de las condiciones en que llegan a la Copa del Mundo varios de los mejores jugadores. Hubo respuesta de Signorini a Galeano. Todo por correo electrónico. Se reproduce con permiso de ambos.
Jueves 10 de junio de 2010, de Galeano a Signorini. “Querido Fernando: te escribo con los muñones, porque en vísperas de la inauguración ya me he comido las uñas, los dedos y las manos. Quiero decirte lo que veo en los canales de fútbol, que los niembros y los niembritos están descargando sobre tu persona una avalancha de mentiras, o de casi mentiras, con la intención de descargarte encima la responsabilidad del fracaso de Messi, si es que tal desgracia ocurre, Dios no quiera ni el Diablo tampoco. Me permito sugerirte que hagas una aclaración pública sobre tus declaraciones. Ya el periodista que te entrevistó dijo que hablaste en términos generales, y no sobre Messi, pero al tal periodista no lo conoce nadie. Por eso te sugiero lo que te sugiero, y también por mi larga experiencia en la materia. No hay que dar entrevistas, porque el periodista puede ser amigo, pero el editor manipulará lo que digas de tal manera que terminás colaborando con la necesidad que el medio tiene de multiplicar sus ventas, y el resultado no tendrá nada que ver con lo que has dicho. Bueno, perdoná que me meta. Me dolió como si fuera conmigo. Vuelan abrazos. Eduardo.”
Viernes 11 de junio de 2010, de Signorini a Galeano. “Querido Maestro, supe del revuelo que causaron mis críticas declaraciones respecto de las preocupantes condiciones en las que llegan los principales actores del próximo Mundial. Anoche volví a cargar sobre el tema en una radio de Buenos aires repitiendo eso de que ‘el daño ya está hecho, sólo nos queda tratar de limitar sus efectos’. El negocio que gira alrededor del fútbol es tan despiadado que no respeta siquiera elementales leyes biológicas que tienen que ver con la defensa de algo tan importante como es la salud de los deportistas. En su inhumana voracidad, le están apretando tanto el ‘gañote’ a la gallina de los huevos de oro, que terminarán por matarla. Mi concepto (y compromiso) con el deporte (y los deportistas) me obliga a seguir ‘haciendo ruido’ ante tanto silencio complaciente. Si no hubiera leído Las venas abiertas de América Latina sería uno más de aquellos que ‘nunca hacen ruido al cerrar la puerta’. Defender mi dignidad es mi mejor homenaje a quienes, como usted, me han enseñado que un mundo mejor es todavía posible. Un apretado y cariñoso abrazo para usted y sus afectos.”
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