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Se lo va a extrañar
Por Diego Bonadeo
La voracidad caníbal, en perfecta sintonía con la inscripción en el anillo que lleva Julio Grondona en su dedo meñique –“todo pasa”–, naturaliza el huir hacia adelante. Pareciera importar quién reemplazará a Marcelo Bielsa como entrenador de la Selección Argentina como prioridad excluyente, y ya mucho antes de la conferencia de prensa del martes, las radios, los canales de televisión y los sitios de Internet aparecían abarrotados de inducciones a los consumidores del “todo pasa” a votar, opinar, proponer, respecto del sucesor de Bielsa.
La mentidamente hosca bonhomía de Marcelo Bielsa se va a extrañar. Seguramente a partir de ahora no vendrán “caras extrañas” o, en todo caso, las caras esperables. Las de siempre, o las de casi siempre.
Seguramente no será para mejor. Por lo menos, para quienes aspiramos al adecentamiento en el que Marcelo Bielsa militó empecinadamente desde su función, resultados aparte y con disfrutes y frustraciones.