DEPORTES › PARA JUGAR EN LA SELECCION ARGENTINA
Vale la conexión Villarreal
Por S. F.
Desde Nuremberg
La imagen era una síntesis perfecta de la “conexión” Argentina-Villarreal. Sentados sobre el césped, elevando las piernas, Luciano Figueroa y Juan Pablo Sorin jugaban a ver quién era capaz de dominar más veces la pelota sin que tocara el piso. A unos pocos pasos observaba, inusualmente sonriente, Juan Riquelme. Figueroa se destapó ante Australia como el goleador que Argentina necesitaba, Sorin es el capitán y alma del equipo, y Riquelme aporta la fantasía y la cuota de magia necesarias para destrabar partidos. Los tres juegan en el Villarreal, los tres son imprescindibles para Argentina.
Aunque Sorin niega la hipótesis de que jugar en el Villarreal sea casi garantía de tener un lugar en la Selección Argentina. “Yo lo veo quizás al revés. Para jugar en Europa hay que jugar quizás en la Selección”, argumenta. Lo cierto es que no es mala idea elegir el Villarreal como equipo si se quiere vestir la camiseta albiceleste. Argentina cuenta con cuatro jugadores del “submarino amarillo” –Sorin, Figueroa, Riquelme y Gonzalo Rodríguez– entre los que disputan la Copa Confederaciones, y todos están, en menor o mayor medida, brillando en el equipo.
La competencia por obtener un lugar en el seleccionado albiceleste es dura, pero para hombres como Figueroa, despreciado por el Birmingham, renacido en el Cruz Azul y en franco ascenso en el Villarreal, no hay mejor puesta a punto que luchar por un puesto en el equipo español. Allí es indiscutido el uruguayo Diego Forlán y Figueroa se juega el puesto ante dos españoles, el ya veterano José Mari y el joven Antonio Guayre. Sorin, un trotamundos del fútbol que puede dar entrevistas en español o inglés, en francés o en portugués, tiene una función preponderante en un Villarreal. Y Riquelme, tantas veces discutido por su juego “no europeo”, vive probablemente sus mejores momentos en años. Es indiscutido en el Villarreal y hombre emblemático en la Selección.
Con Sebastián Battaglia lesionado y Rodolfo Arruabarrena como un “histórico”, el Villarreal tiene un indiscutido signo argentino. Pero Argentina tiene también un indiscutido signo “villarrealista”. ¿O es al revés? Sorin intenta encontrar el equilibrio: “Cuando los clubes en general se quejan o hablan mal de las selecciones, yo creo que hay que tener un respeto particular, porque es difícil que los clubes conozcan a los jugadores si no pasan por las selecciones”.