Domingo, 3 de febrero de 2008 | Hoy
Una situación muy curiosa se dio antes del comienzo del superclásico. Como el cuerpo técnico de River salió primero, Diego Simeone se ubicó en el banco de suplentes que le correspondía a Boca. Cuando llegó Carlos Ischia, quiso ubicarse en el sector que tenía asignado, por lo que gente de la organización obligó a Simeone a cambiarse de banco. Por eso, a diferencia de lo que ocurrió en Mar del Plata, cuando se dieron un fuerte abrazo, esta vez los dos entrenadores se evitaron y casi ni se miraron.
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