DIALOGOS › CARLO ROVELLI, EL CIENTíFICO QUE BUSCA SABER QUé PASó ANTES DEL BIG BANG

“La ciencia es una manera de entender el mundo que está constantemente en cambio”

Es italiano, físico y un exquisito divulgador de la ciencia. Aunque sus objetos de estudio –la Teoría de la Gravedad Cuántica de Bucles, por ejemplo– luzcan incomprensibles para el gran público, él se las ingenia para volverlas llanas y entendibles. En los 70 formó parte de los movimientos estudiantiles y las radios libres. Aquí, un repaso de aquellas experiencias, su visión de la ciencia y la búsqueda de desafiar el statu quo.

 Por Verónica Engler

El físico italiano Carlo Rovelli es reconocido mundialmente por sus aportes al desarrollo de algo extrañísimo para el gran público: la Teoría de la Gravedad Cuántica de Bucles, en la que se combinan las teorías aparentemente incompatibles de la mecánica cuántica y la relatividad general. Es decir, está en temas clave para el desarrollo científico y tecnológico actual. Y además es un excelente divulgador. Prueba de ello es el libro Siete breve lecciones de física (Anagrama), que acaba de editarse en la Argentina, en el que repasa de manera amigable y con una escritura muy cuidada la teoría de la relatividad general, la mecánica cuántica, la arquitectura del cosmos, las partículas elementales, la gravedad cuántica de bucles y los agujeros negros, entre otros tópicos abstrusos para la mayoría de los mortales.

Actualmente Rovelli es profesor en el Centro de Física Teórica de la Universidad del Mediterráneo AixMarsella II (Francia) y en los Departamentos de Física y de Historia y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos). Recientemente estuvo en Buenos Aires invitado por la Universidad Nacional de San Martín, que lo distinguió con el título Doctor Honoris Causa.

En esta entrevista, el físico italiano repasa varios de sus temas de interés y también rememora los años setenta, cuando participó en movimientos estudiantiles de protesta en Italia, fundó una radio libre y también escribió un libro sobre los sucesos de aquellas jornadas acaloradas en las que muchos jóvenes quisieron cambiar el mundo, para convertirlo en un lugar más amable.

–En el ámbito científico se dice que los físicos, especialmente si son teóricos, están justo debajo de Dios. ¿Qué le parece esta idea, realmente se ubican en un lugar tan distinguido?

–(Se ríe) Bueno, creo que los físicos piensan eso, pero las otras personas no están muy contentas con esa idea. Aunque cada ciencia es autónoma, hay relaciones entre las diferentes ciencias: la física, la biología, la química, la ciencia atmosférica o la ciencia de los materiales. Pero la verdad es que la física está como en la base de todas ellas, es más general que todas las demás y ocupa un lugar especial en nuestro entendimiento del universo. No por esto podemos prescindir de las demás, pero la física está en la base del entendimiento del resto. En este sentido la física es especial, sólo en este sentido, nada más.

–En su libro usted se refiere a la teoría de la relatividad general de Einstein como una joya comparable a obras maestras como La Odisea de Homero o El Rey Lear de Shakespeare. ¿Por qué considera que una teoría científica puede generar una experiencia estética similar a una obra de arte?

–Porque así sucede para muchas personas. A muchas personas comprender la relatividad general les causa una gran emoción, es un hecho. Y es así porque creo que el arte cambia nuestra visión del mundo, nos da una nueva perspectiva, nos abre a una nueva forma de pensar. Y lo mismo sucede con la ciencia, nos da una nueva perspectiva, amplía nuestra visión, nos ofrece nuevas herramientas para entender el mundo. Entonces, si bien utilizan diferentes formas, finalmente son similares, porque nos enseñan cómo pensar sobre el mundo.

–¿Le parece que la complejidad de una obra literaria como La Odisea es comparable a la complejidad de una teoría como la de la relatividad general?

–Sí, absolutamente. Ambas se componen de partes simples, la relatividad general puede ser escrita en unas pocas páginas de ecuaciones, y La Odisea es sólo un libro, con personajes. Pero lo que está adentro, lo que se puede hacer con eso es mucho, se puede trabajar y describir el mundo, describir muchos aspectos del universo, y dentro de La Odisea hay un mundo, hay historias, altos ideales, acciones, una manera de explorar la humanidad. Entonces, en los dos casos es como una puerta, una pequeña puerta que permite descubrir el universo.

–¿Por qué es tan importante para usted que una teoría sea elegante y hermosa?

–No lo sé, pero el mundo no tiene la obligación de lucir elegante y hermoso para nosotros. El mundo es lo que es. Sin embargo, en la historia hemos encontrado una y otra vez que el mundo alrededor nuestro puede ser descripto en términos simples. Y por lo tanto, cuando encontramos teorías que no son hermosas y simples, podríamos pensar que no estamos tomando el mejor camino. Entonces, la belleza puede ser una sugerencia de que estamos en el camino correcto. En el pasado las teorías hermosas la mayoría de las veces demostraron ser las más correctas.

–La mayoría del público lego ha escuchado en algún momento algo sobre el Big Bang, pero muy pocos tienen alguna noción sobre el Big Bounce (El gran rebote), una hipótesis que usted suscribe. ¿Nos podría explicar algo sobre este fenómeno que le habría dado origen a nuestro universo?

–Es una hipótesis. Sabemos que el universo fue pequeño, y lo que encontramos cuando el universo está extremadamente comprimido es que la teoría cuántica genera una fuerza de repulsión, con el resultado de que el Big Bang (la gran explosión) podría haber sido en realidad un Big Bounce (un gran rebote): nuestro universo podría haber nacido de un universo anterior que estaba contrayéndose bajo su propio peso hasta apretarse en un espacio pequeñísimo, para luego “rebotar” y empezar a expandirse de nuevo, convirtiéndose en el universo en expansión que hoy observamos a nuestro alrededor. Actualmente estamos escribiendo ecuaciones sobre este fenómeno para tratar de ver qué sucedió antes de lo que conocemos como Big Bang.

–Usted es uno de los fundadores de la Teoría de Gravedad Cuántica de Bucles. ¿Podría explicar algo de esta teoría y por qué está opuesta a la Teoría de Supercuerdas?

–Realmente no se ubica en el lugar opuesto a las Supercuerdas, pero estas teorías discuten diferentes problemas. La Teoría de Supercuerdas es un intento por escribir una Teoría del Todo (que conecta todos los fenómenos físicos conocidos), una simple ecuación que capture todos los aspectos del universo. La gravedad cuántica estudia un problema diferente, que tiene que ver con hacer funcionar juntas las teorías de la relatividad general y la mecánica cuántica, y eso significa entender la estructura del espacio, cómo es el espacio. La gravedad cuántica tiene que ver con limpiar algo que está opacando nuestra compresión del universo. Y la teoría de cuerdas está tratando de hacer mucho más, encontrar una simple Teoría del Todo. Probablemente sean alternativas, una o la otra. Aunque no estamos seguros, también podría ser que fueran compatibles, o tal vez que las dos sean incorrectas, no lo sabemos todavía. Creo que lo bueno de la ciencia es que este tipo de discusiones generalmente convergen después de un tiempo. Por eso es bueno que las personas puedan explorar diferentes direcciones, debatir. En el pasado los grandes temas en debate siempre convergieron. Entonces, sólo tendremos que esperar y ver quién está en lo correcto.

–Entre un público más o menos formado existe la idea de que la ciencia es un conocimiento parcial, un relato como otros, que incluso podría ser equiparado con el discurso religioso. ¿De qué manera evalúa el hecho de ubicar a la ciencia en ese lugar en el que parece no haber diferencia entre esos dos tipos de discursos?

–Me parece peligroso, porque diferentes ideas sobre el mundo no son igualmente buenas para noso- tros. Si estoy buscando algo que quiero encontrar y usted me dice que está a la derecha y otra persona me dice que está a la izquierda, ¿qué es lo correcto y qué lo incorrecto? Y decir “todo eso no importa, todas las opiniones son lo mismo, tenemos que respetar todas las opiniones”, creo que es tonto, que los seres humanos necesitamos elegir porque algunas descripciones son las mejores. La ciencia es una manera de entender el mundo que está constantemente en cambio, sobre las bases de lo que hemos aprendido intenta ofrecernos la mejor descripción del mundo que tenemos hoy. Mediante las discusiones y debates podemos obtener alguna síntesis acerca de qué es lo correcto y qué lo erróneo. Creo que es incorrecto pensar que todas las opiniones son igualmente válidas, porque no todas las ideas son correctas, no todos los juicios morales son iguales, no todas las ideas sobre la realidad son igualmente buenas, algunas son mejores y otras peores. Entonces, la ciencia es un esfuerzo para elegir entre diferentes opiniones, las que son mejores. Y las personas que no ven esto no entienden lo que es la ciencia.

–En su libro hace referencia a siete hitos fundamentales de la física del siglo XX. En su recorrido histórico destaca el trabajo de varios científicos: Albert Einstein, Max Planck, Niels Bohr y Werner Heinsenberg, entre otros. ¿No hay mujeres científicas que hayan contribuido en esta historia?

–Sí, hay algunas mujeres. Marie Curie, sólo por mencionar una. En otro libro (Realty is not what it looks like) voy más en detalle sobre (la astrónoma) Henrietta Leavitt, que ha impulsado nuestra comprensión del universo. Y hay un montón más de mujeres. Pero es un hecho que la ciencia hasta ahora ha sido hecha más por hombres que por mujeres, porque la realidad es que las mujeres han podido ingresar a la universidad recientemente. Por eso había extremadamente pocas mujeres con educación superior hasta hace muy poco. Pero esos valores están cayendo, creo que las cosas están cambiando. Por eso creo que cada vez más habrá contribuciones de las mujeres, incluso en los niveles más altos.

–En los años setenta usted participó en movimientos políticos estudiantiles de las universidades italianas y estuvo involucrado en dos radios libres emblemáticas como Alice y Anguana. ¿Me puede contar qué recuerda de esa experiencia?

–Bueno, estaba en mis veinte, entonces era maravilloso, porque cuando uno tiene veinte años todo es maravilloso (se ríe). Radio Alice fue muy conocida en la historia de Italia. Me uní a ellos cuando me mudé a Bolonia, porque estaba viviendo en el mismo departamento de quienes la habían creado. Pero la otra radio, Anguana, en Verona, la creamos con otros amigos utilizando la experiencia que traía de Bolonia. Voy a decir algo medio obvio, pero en aquel tiempo el clima cultural era muy diferente que el de hoy. Había un idealismo fuerte, muchos jóvenes pensaban que era posible cambiar el mundo, trabajar para eso, para hacer un mundo mejor, más justo. Una gran parte de la gente joven estaba fuertemente involucrada en tratar de contribuir para esto. Y yo era sólo parte de ese tiempo, y fue maravilloso. Creo que la vida es mejor cuando se tienen fuertes ideales en los que creer y se trabaja por ello. Nuestra figura mítica en aquel momento era el Che. Había una gran variedad de diferentes maneras de vivir, desde la gente que estaba más fuertemente involucrada en política, gente que trataba de encontrar nuevas formas de vivir su vida cotidiana, organizando sus familias y sus trabajos de formas diferentes. No- sotros sentíamos, como otra gente joven en el planeta, que el mundo estaba cambiando y que nosotros haríamos el cambio. Queríamos un mundo sin fronteras en el que estuviéramos todos hermanados. Pero lo que realmente sucedió es que el cambio fue muy pequeño y el mundo fue en una dirección muy diferente de lo que muchos de los jóvenes de aquel tiempo hubiéramos querido, el mundo ha tomado una dirección de mayores inequidades económicas, con más guerras, violencia y más conservador.

–En relación con estas actividades políticas, usted fue procesado por crímenes de opinión cuando se publicó, a fines de la década del setenta, el libro Fatti Nostri (Nuestros actos), del cual es coautor, junto a Enrico Palandri, Maurizio Torrealta y Claudio Piersanti. ¿Cómo fue la experiencia de escribir ese libro en el que narran el asesinato de un joven en una revuelta estudiantil?

–Escribimos ese libro con mis amigos sobre una rebelión estudiantil en Bolonia. La universidad estaba ocupada por un gran movimiento estudiantil. Fue un período difícil en Italia, estaba el riesgo de que la derecha fascista dirigiera la política italiana. El gobierno quería cambiar algunas regulaciones en Italia para restringir el acceso a la universidad. Los estudiantes protestaron, ocuparon las universidades por un tiempo, hubo enfrentamientos con la policía y los policías asesinaron a un estudiante (Francesco Lorusso) durante una manifestación. Y el libro es una simple descripción sobre lo que sucedió, con muchas fotografías, y también con las transcripciones de las transmisiones de la radio (Alice), que fue cerrada por la policía. Entonces publicamos las últimas emisiones de la radio. Y el libro también intentaba dar una descripción de quiénes eran los estudiantes, qué querían, sus maneras de vivir, intentábamos dar una visión desde adentro, no una visión objetiva. El título del libro es Fatti Nostri, que quiere decir nuestros hechos, nuestras cosas, lo que nosotros somos. Estuvimos procesados por una larga lista de crímenes de opinión, por las cosas que habíamos escrito. Así que tuve miedo, me escapé y me escondí por un tiempo corto. Luego, cuando el caso fue a juicio, los jueces simplemente lo desecharon, y nada malo nos sucedió. No fui a la cárcel por escribirlo, pero sí por otra causa, cuando me negué a realizar el servicio militar que era obligatorio, pero fue en otro momento. Fatti Nostri fue un libro que se vendió muchísimo. Obviamente que nunca vi un centavo por ese libro, porque el dinero era para cuestiones políticas.

–Entonces Siete breves lecciones de física no es su primer éxito editorial.

–(Se ríe) No, es el segundo, pero es una historia completamente diferente. Aunque, de todas formas creo que hay algo en común entre los dos libros, que es la rebelión. Me gustan las personas que desafían el statu quo y se animan al cambio. Me gusta la ciencia cuando hace eso.

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Imagen: Rafael Yohai
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