¿Qué hacer con nuestras cárceles? Les tenemos miedo, preferimos no pensar en ellas, o cuando pensamos es para encerrar a medio país en ellas. Juan Carlos Blumberg quisiera verlas transformadas en enormes fortalezas llenas de los réprobos de la sociedad.

Fue interesante conocer otra visión.

Pasó por Buenos Aires por tercera vez. Presidenta de la comisión honoraria de reforma penal internacional, miembro de la Asociación del Centro Internacional de Estudios Penitenciarios de la Universidad de Londres, también es presidente de una ONG, de nombre Penal Reform Internacional (PRI), que estudia formas de mejorar la Justicia penal y el sistema penitenciario en todo el mundo. Tiene el título de baronesa, por lo tanto su tarjeta dice, simplemente, “Baroness Stern, House of Lords”. Tiene una banca en el senado británico, la Cámara de los Lores. El punto principal de su agenda en Buenos Aires fue una conferencia magistral con el juez Zaffaroni, ministro de la Corte Suprema. Fue invitada (por el British Council y la embajada Británica) para conversar con autoridades políticas y expertos locales sobre el sistema penitenciario, de los derechos humanos y sus experiencias en el estudio de ambos campos.

Lo que impresiona de la baronesa Stern es el espectro social y geográfico de su conocimiento de un género social que la mayoría preferimos ignorar, excepto cuando nos toca entrar, que es el sistema penitenciario. También impresiona la calidad de su discurso, claro, preciso, y fundamentado. Un lujo escucharla.

De su tercer viaje a Buenos Aires surge la posibilidad de la publicación en Argentina de su libro más reciente, Creando criminales (Creating Criminals, editado por Zed, en Londres). Por supuesto, tiene una amplia bibliografía, con títulos que oscilan entre la advertencia y lo horrendo: Ladrillos de vergüenza, las cárceles en el Reino Unido; Un pecado contra el futuro, el encarcelamiento en el mundo; Creando alternativas a las cárceles.