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Apasionado del cine y especialista en migraciones, difícilmente podía hallar mejor excusa para visitar una vez más la Argentina que el festival Cine Migrante que se realizó en Buenos Aires. Invitado por el Centro Cultural de España en Buenos Aires, Javier de Lucas fue una de las estrellas del festival, las salas en donde disertó apenas alcanzaron para albergar a una audiencia ávida y variopinta –integrada, en parte, por las propias comunidades migrantes que habitan en la Argentina– que se arrobó ante su erudición.

Catedrático en Filosofía del Derecho y Filosofía Política y actual director del Colegio de España en París, De Lucas es uno de los mayores especialistas en la temática de las migraciones en Europa.

Fue promotor y primer director del Instituto Universitario de Derechos Humanos de la Universidad de Valencia, miembro del Consejo Científico del Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas (Universidad Carlos III de Madrid) y del Consejo Científico del Instituto de Derecho Internacional Francisco de Vitoria. También dirige desde 1990 el Grupo de estudios sobre ciudadanía, inmigración, multiculturalidad y minorías de la Universitat de Valencia, que realizó por encargo de la Comisión Europea, desde 1992 a 1994, el informe sobre medidas jurídicas contra el racismo y la xenofobia correspondiente a España. Fue designado en 1998 como experto por la UE en el China-European Union Human Rights Dialogue on minorities rights, racism and xenophoby (Beijing, 1998).

Entre sus obras se pueden citar Puertas que se cierran; El desafío de las fronteras; Europa: ¿convivir con la diferencia?; Inmigrantes: ¿Cómo los tenemos? Algunos desafíos y (malas) respuestas; Globalización e identidades; y dirigió una colección sobre Cine y Derecho para la que escribió Blade Runner. El Derecho, guardián de la diferencia.

“¿Por qué no decir que la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo ha supuesto una reducción en mis posibilidades o en mis expectativas?”, se pregunta retóricamente De Lucas. “A nadie se le ocurre decir hoy eso porque nos parece un disparate. Bueno, es el mismo tipo de disparate que la condición de extranjería, como la condición de sexo, sirva para justificar una discriminación de derechos”, responde ante los argumentos xenófobos que difuminan la idea de que la escasez de trabajo o de beneficios sociales en cada país se debe a la presencia de extranjeros.