Antonio Abal Oña acaba de publicar el libro Bolivia. El movimiento indígena-campesino y la crisis del Estado Colonial, con prólogo de Osvaldo Bayer. Es vicecónsul de Bolivia en la Argentina, donde vive hace cuatro años. Nació en Potosí y está próximo a cumplir sesenta años. Estudió sociología en La Paz y trabajó diez años en organizaciones que apoyaron el desarrollo campesino, lo que le permitió un doble conocimiento: sobre las comunidades rurales más tradicionales y de los desplazados de las comunidades, que van a ocupar terrenos en dotaciones que daba el Estado. Una práctica normal en los Andes, donde había una racionalización del uso del espacio con un máximo de pisos ecológicos antes de la llegada de los conquistadores españoles y también antes de la reforma agraria en Bolivia. “Esto no lo reconstruyó el Estado, lo construyeron los compañeros”, afirma. Luego estudió periodismo y se especializó en desarrollo regional en el Instituto Barlotolomé de las Casas en Perú. Fue capacitador de dirigentes de la Confederación Sindical Unica de Campesinos en la zona del trópico, en especial de jóvenes. Trabajó en un Proyecto de Población de Naciones Unidas de alfabetización bilingüe en quechua-castellano, dirigido a mujeres. No faltó a ningún congreso campesino y conoció a Evo Morales en la provincia de Chapare, en el Departamento de Cochabamba. Trabajó de manera intensa en procesos de educación popular a partir de situaciones generadoras, por ejemplo, una pelea, una matanza, lo que había pasado en el sindicato, hechos que los llevaban a la reflexión sobre sus causas y soluciones. Sobre su obra que acaba de publicar, Osvaldo Bayer escribió: “Todo latinoamericano tendría que leer este libro. La verdad histórica nos hace aprender del porqué de tantos pasos en falso en nuestro pasado continental, del porqué de tantas crisis, de tantas diferencias sociales en nuestras poblaciones, de tantas guerras intestinas y de defensa de fronteras falsas”.