De sus 39 años, Oscar Andrade lleva 25 de militancia social y los últimos ocho como principal dirigente del gremio de la construcción en Uruguay. También es diputado suplente del Partido Comunista, que pertenece al Frente Amplio (FA), aunque confiesa que prefiere la militancia sindical a la política. Para él, ocupar una banca necesariamente tiene que ver con votar temas de referencia del campo popular. En las últimas elecciones del Sunca (Sindicato Unico Nacional de la Construcción y Anexos), en las que votaron 36 mil trabajadores, obtuvo el 80 por ciento de los votos.

Andrade proviene de un barrio humilde del departamento de Canelones. Su madre era, y sigue siendo, cuidadora de autos y su papá repartía gas. Empezó a trabajar de panadero a los 14 años. También tuvo como changa la recolección de frutas. Dice que se hizo de izquierda en las quintas. Dejó el secundario en tercer año y después lo terminó dando exámenes libres, e hizo dos años de Historia en la Facultad de Humanidades. “No quería recibirme de nada, simplemente quería estudiar”, afirma Andrade, convencido de que hay saberes que no están en el aula.

Destaca la figura del sindicalista uruguayo, que muere pobre. Como el negro Agustín Pedroza, primer presidente del Sunca, ejemplifica. No por nada el presidente Mujica dijo, fiel a su estilo campechano, que los uruguayos “no somos muy trabajadores, pero somos decentes”.