La insinuación del Banco Central de salir nuevamente a vender fuerte en la plaza cambiaria bastó para que los grandes jugadores del mercado se acomodaran a esa movida oficial. En los primeros minutos de la jornada, el organismo intervino en el segmento de contado y a futuro por debajo de los valores que dejó la semana pasada. La jugada atrajo a los exportadores, que liquidaron sus dólares en la plaza local, mientras que el chiquitaje volvió a ser protagonista. Al público, la divisa perdió un centavo y cerró en 3,07 pesos. Los títulos públicos y las acciones siguieron con precios deprimidos –sobre todo los bonos, muy golpeados– a la espera de definiciones en el conflicto con las entidades agropecuarias.

Los operadores saben que el Central es quien decide el valor de la divisa. Por ese motivo esperan a ver cuál es su actitud para decidir sus colocaciones, según relató el responsable de una mesa de cambios a PáginaI12. Como un apostador que imita la jugada del “ganador de la noche” para cambiar su suerte, los inversores ya no se dejan llevar por pálpitos ni por análisis propios, sino que se limitan a replicar el movimiento de la entidad que conduce Martín Redrado.

No bien comenzaron los negocios, el Central amagó con inundar el mercado de dólares y eso fue suficiente para que a partir de ahí comenzara la baja. “La caída estuvo más motivada por el temor a las intervenciones que por las ventas que efectivamente fue haciendo la entidad monetaria”, explicó el titular de ABC Mercado de Cambios, Fernando Izzo. El impulso lo llevó a tocar los 3,0290 pesos, mientras el sector exportador se apuraba por liquidar su cosecha, y sobre la última media hora recuperó algunos puntos para quedar en 3,0375, un centavo por debajo del viernes último.

El efecto de la intervención oficial volvió a dejar como saldo un dólar futuro por debajo del billete físico. El Central buscó colocar las posiciones más cortas con un diferencial negativo: junio a 3,0350 pesos, julio a 3,0400 y fin de año a 3,12. No obstante, fue muy poco lo que operó. “A los bancos y empresas, que no se quieren desprender del dólar en este contexto de incertidumbre con el conflicto del campo, no les interesó el negocio aun a tasas de interés más que tentadoras”, explicó Izzo.

En las transacciones al público la historia fue otra. La incertidumbre por el recrudecimiento de las protestas llevó a que el pequeño ahorrista busque alguna cobertura fuera del sistema financiero. Pero la intervención del Central también sirvió para convencer a algunos bancos y pequeños inversores de desarmar sus posiciones dolarizadas. El resultado fue un nuevo retroceso en agencias y casas de cambio a 3,07 pesos. Algunos corredores ya hablan de un dólar a tres pesos y en el Central no lo desmienten. “No falta mucho (para los 3 pesos) y no es descabellado pensar en ese valor”, dijo a este diario un importante funcionario del Central.

El saldo de la intervención de ayer dejó a las reservas internacionales en los 47.753 millones de dólares. La caída en el stock respondió a compras de títulos públicos, por 80 millones de dólares, que llevó a cabo la entidad el miércoles (se registran tres días después). Ayer, adquirió algo más de 100 millones de pesos en bonos Par y Descuento. De todos modos, no alcanzó para que los títulos públicos arrojaran una pérdida de 2,5 por ciento promedio. El dato alentador lo aportó el moderado volumen de operaciones que refleja cierta prudencia de los inversores en el momento de desprenderse de sus tenencias en los precios actuales. En la Bolsa, el índice MerVal arrancó la semana 1,5 por ciento abajo y cerró en la zona de los 2036 puntos.

Bajo el esquema financiero actual, los únicos que ganan son quienes por estos días tienen vencimientos de plazos fijos. Según el relevamiento diario del Central, tanto pequeños como medianos inversores acceden a un rendimiento promedio del 14,94 por ciento anual.

Las entidades aseguran que las actuales tasas seducen a ahorristas. “La salida de pesos del sistema se está revirtiendo y vamos a seguir hasta que se recuperen los depósitos”, reafirmó un colaborador estrecho del mandamás del Banco Central.