ECONOMíA › ALCANZAN ACUERDOS MíNIMOS PARA RESPALDAR DEPóSITOS BANCARIOS

La crisis mostró la desunión europea

El presidente de la Comisión Europea quería elevar las garantías a cien mil euros, pero muchos países se opusieron. Entonces, España, Grecia, Holanda y Bélgica actuaron por su cuenta. Merkel atacó a Irlanda y a Estados Unidos.

 Por Eduardo Febbro

Desde París

La crisis financiera que arrojó sus desechos sobre las costas europeas marcó, a lo largo de cinco días, los límites de una ilusión: la de una Europa Unida, coordinada. Confrontados a la amenaza de la quiebra de varias instituciones financieras y a la zambullida de las bolsas, los dirigentes de la Unión Europea fueron incapaces de adoptar un frente común y de elaborar respuestas coordinadas al síncope financiero. Ayer, en Luxemburgo, los 27 ministros de Finanzas de la Unión adoptaron la primera medida “coordinada” de esta crisis. La UE amplió la garantía de los depósitos bancarios, al tiempo que se comprometió a apoyar a los grandes grupos financieros que atraviesen dificultades. Los 27 acordaron respaldar los depósitos bancarios hasta un monto de 50 mil euros, contra los 20 mil iniciales que regían hasta ayer las disposiciones de la UE. Sin embargo, incluso este acuerdo es producto de un consenso hacia abajo. Por medio de su presidente, José Manuel Barroso, la Comisión Europea había propuesto elevar la garantía de los depósitos a cien mil euros, pero muchos países se opusieron, en especial los nuevos Estados miembros de Europa del Este.

Consecuencia previsible de ese acuerdo mínimo, inmediatamente después de la reunión varios países –España, Grecia, Holanda y Bélgica– anunciaron que ampliarían la garantía aportada a los depósitos hasta un monto de 100 mil euros. En Francia, la decisión de los ministros de Finanzas de la UE no cambia las reglas del juego, ya que París garantizaba los depósitos hasta 70 mil euros. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, volvió a reiterar que “ante una gigantesca crisis de confianza (...) no abandonaremos a nuestros bancos”. Sarkozy no adelantó ninguna medida ni proporcionó monto alguno, al contrario de España. El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, no sólo decidió ampliar a 100 mil euros “por entidad y titular” el sistema de garantías de depósito, sino que también anunció la creación de un fondo “con cargo al tesoro de 30.000 millones de euros, ampliable a 50.000, para comprar activos sanos de entidades financieras”. Zapatero explicó que “este fondo se apoyará en asumir activos de calidad y con ello se cumplirán dos objetivos: minimizar el coste para las finanzas y evitar una subvención a las entidades de crédito”.

Los mecanismos puestos en marcha ayer en distintos países de la unión prueban que la coordinación es una metáfora. Las soluciones nacionales se impusieron a lo largo de esta crisis aún vigente. El martes, algunos países –España y Luxemburgo– criticaron con cierta aspereza al presidente Sarkozy a raíz de la cumbre “reservada” que realizó en París el sábado pasado. Sarkozy invitó únicamente a los países europeos miembros del G-8 (los más industrializados): Alemania, Gran Bretaña e Italia. Al cabo de esa cumbre se emitió un comunicado donde ya se señalaba que los países adoptarían las medidas que consideraran más adecuadas “en coordinación con los demás”. Otra metáfora. Al día siguiente, el domingo, la canciller de Alemania hacía pública la medida que, para muchos analistas, provocó la estampida del lunes: Alemania garantizaría la totalidad de los depósitos. El monto de esa operación es estrafalario, por cuanto roza los 3 mil billones de dólares. Las disonancias volvieron a estallar ayer, y de manera virulenta. Merkel arremetió contra Irlanda –primer país en decidir la garantía completa de los depósitos efectuados en los bancos nacionales–.

La canciller de Alemania atacó la “política irresponsable de los Estados Unidos frente a los excesos de los mercados financieros” y consideró que la reacción de Irlanda había sido “inaceptable”. Angela Merkel fustigó la “codicia” y la “mala gestión” de la crisis financiera, al tiempo que apostó por crear nuevos mecanismos de control bancario para prevenir situaciones similares en el futuro. Merkel reiteró que no puede haber un “paraguas común” para gestionar los problemas de los 27 miembros de la UE y defendió la idea de políticas concertadas y un mejor control sobre el mercado.

Con suertes cambiantes pero no extremas, los mercados del Viejo Continente se recuperaron ayer de la caída en picada de la víspera. Sin embargo, Islandia tuvo que nacionalizar el segundo banco del país, Landsbanki, y tuvo que inyectar casi 700 millones de dólares en el principal banco islandés, Kaupthing. A su vez, el Banco Central Europeo, BCE, confirmó que el martes había puesto 50.000 millones de dólares en el mercado intercambiario.

Las intervenciones del BCE aportan oxígeno al sistema pero no subsanan el problema de fondo, que es la ausencia total de una dirección económica común a los países que integran la UE. La Comisión Europea formula reglas directivas, pero cada país lleva a cabo su propia política. Según resalta Eric Heder, director adjunto del Observatorio francés de las coyunturas económicas –OFCE–, esa políticas nacionales aparecen a menudo como “no cooperativas” y hasta “antagonistas”.

El otro frente de discordia es el mismo Banco Central Europeo. Desde el pasado mes de julio los ministros de Finanzas de la zona euro le vienen pidiendo al BCE que baje las tasas de interés: “En vez de bajarlas, los aumentó”, recuerda Eric Heder. La cacofonía de esos días fue total: Irlanda decidió garantizar los depósitos en los bancos nacionales, con lo cual suscitó la ira de Londres y Berlín. A su vez, alemanes y británicos descartaron la creación de un plan o un fondo europeo propuesto por Holanda y apoyado por Francia e Italia. Véronique Riche-Flores, economista en la Société Générale, cree que hace falta con urgencia un “plan a escala europea para recapitalizar los bancos” y no medidas nacionales. La crisis hizo temblar los fundamentos de la UE y dejó al descubierto sus falencias cuando la urgencia exige coordinación. Ayer, unos 250 economistas lanzaron una petición interpelando a los dirigentes europeos a “unir sus esfuerzos” contra la crisis financiera “antes de que se vuelva incontrolable”.

El llamado de los economistas responde a una iniciativa de un miembro del Instituto de Altos Estudios de Ginebra, Charles Wyplosz. Expertos y economistas oriundos de universidades e institutos europeos o norteamericanos señalan en ese documento –difundido por Internet– que “en Europa, salvar sólo un banco a la vez significa que se compromete sólo un país a pesar de que los daños se extiendan a los países vecinos”. Esta petición se suma a una suerte de demanda de casi todos los medios y círculos de analistas. Es imperativo que Europa se dote de una política común. La ausencia de ella desemboca en catástrofes. En este sentido, el economista Elie Cohen considera que el lunes negro de las bolsas es consecuencia de una evidencia que se desprende de la reunión de urgencia organizada el sábado en París por Nicolas Sarkozy: “Los europeos fueron incapaces de ponerse de acuerdo para salvar las instituciones europeas”.


Gran Bretaña sale al rescate

El gobierno británico anunciará hoy detalles de un plan histórico de salvataje para ayudar a los bancos y evitar un colapso en el sector financiero de Europa. El anuncio busca espantar los fantasmas que generó el desplome de ayer en las acciones de bancos en Londres. Los papeles del grupo Halifax Bank of Scotland cayeron un estrepitoso 42 por ciento, del RBS un 39 por ciento, del Barclays un 9 por ciento y del Lloyds TSB un 13 por ciento. Frente a ese panorama, el ministro de Economía británico, Alistair Darling, informó anoche tras una reunión de emergencia con el premier Gordon Brown, el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, y el director de la Autoridad de Servicios Financieros (SFA), Adair Turner, que hoy hará un anuncio ante del comienzo de actividades en el mercado londinense. Los detalles serán anunciados más tarde en el Parlamento. El plan de salvataje incluiría la compra de acciones de los bancos y la disponibilidad de dinero para el sector financiero. Los analistas del JP Morgan calcularon la semana pasada que los principales bancos británicos cuentan con un déficit de capital de 80.000 millones de dólares de acuerdo con los estándares de capital de Basilea. El dato además se suma a un sondeo de la Cámara de Comercio Británica, el cual reveló que Gran Bretaña entró en recesión económica y la situación empeora.

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La canciller de Alemania, Angela Merkel, atacó la “política irresponsable de los Estados Unidos frente a los excesos de los mercados financieros”.
Imagen: AFP
 
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