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Disconforme con el limitado alcance de la remozada ley de Quiebras, la senadora oficialista Malvina Seguí presentó un proyecto para habilitar a los deudores no concursados a hacer su propia propuesta de reestructuración de pagos, acorde a sus posibilidades.
En este caso, sería un juez quien debería disponer si el “sobreendeudado” diseña una alternativa creíble, que guarde proporción con sus ingresos, y, en tal caso, habilitarla, imponiéndole a los acreedores la obligación de admitir ese nuevo plan de pagos, cuyo término no podrá exceder a una vez y media el de la deuda de más largo plazo.
De este modo, la senadora imagina que se podrá amparar a miles de deudores chicos que no están en convocatoria y que hasta por razones culturales nunca optarían por esta alternativa.
No es la única. El senador radical Raúl Baglini también elevó una iniciativa muy semejante que bien podría ser unificada con la de Seguí y tratada rápidamente, quizás en la próxima sesión de la Cámara Alta.
A semejanza de lo que ocurrió con las deudas aún no pesificadas, la cuestión en este caso también consiste en extender la protección a los deudores más chicos y desvalidos.