ECONOMíA › ESCANDALO POR LA DESIGNACION DEL DIRECTOR OFICIAL DE REPSOL
Apenas asumió, ya estaba despedido
Lisandro Barry puso el nuevo director, con acuerdo del BBVA, accionista de Repsol. Pero Duhalde lo bochó, cuando ya había asumido.
Por Raúl Dellatorre
Raúl Palacios cumplió apenas por un par de horas su propósito de ser director de Repsol YPF. Propuesto por el secretario de Finanzas, Lisandro Barry, para ocupar el cargo como representante del Estado, ayer se presentó en las oficinas de las petroleras a media mañana y asumió de inmediato sus funciones. Pero al mediodía, cuando participaba de la primera reunión con sus pares, recibió la ingrata comunicación que dejaba sin efecto la resolución anterior que lo había designado. La firmaba Eduardo Duhalde, en cuyo entorno se asegura que el nombramiento de Palacios no contó con el aval del presidente de la Nación ni del jefe de Gabinete, y que incluso el propio ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, dijo desconocer.
Duhalde habría sido informado el miércoles a última hora de la forma en que había sido designado Palacios como director de Repsol YPF. La silla que le corresponde al Estado había quedado vacante antes del cambio de gobierno. Representantes del principal accionista individual de la petrolera, el Banco Bilbao Vizcaya, se habrían acercado a Economía para indagar sobre la elección del candidato. Su principal temor era la llegada al cargo de algún “antiprivatista” del justicialismo. Allí fueron atendidos, de acuerdo a la versión, por Lisandro Barry, quien les habría sugerido el nombre de uno de sus hombres de confianza desde hace más de dos décadas: Raúl Palacios. Por sus antecedentes en los negocios financieros y en la comercialización petrolera, fue rápidamente aceptado en Madrid.
El salto de Palacios de asesor del secretario de Finanzas a director de Repsol YPF no hubiera sorprendido, dada su multifacética carrera. Los más memoriosos lo recuerdan como funcionario de tercera línea en el equipo de Antonio Cafiero, en los 70, cuando ocupó la cartera de Economía en el gobierno de Isabel Perón. También participaba del mismo grupo Lisandro Barry. Posteriormente, en la actividad privada, ambos compartirían la conducción del Banco Florencia, una típica entidad de negocios surgida al amparo de la patria financiera, ya bajo la dictadura militar y económica de Videla y Martínez de Hoz. Entre otras funciones, Palacios estuvo al frente de los negocios de comercialización de hidrocarburos del grupo Banco Florencia.
Vuelta la democracia, Palacios reingresó al sector público. En plena época alfonsinista, ocupó un cargo en el Directorio de Empresas Públicas, que presidía su amigo íntimo Horacio Losoviz. Ya con el menemismo en el gobierno, ocupó una secretaría en el área económica por pocos meses, para reaparecer años después ya en el gobierno de la Alianza. Fue Rodolfo Terragno, otro amigo personal de Losoviz, quien lo llevó a la Jefatura de Gabinete como secretario.
Hay quienes sostienen que lo que impulsó a Barry a buscar conformar a los banqueros españoles fue un fin loable para el Estado: tratar de fracturar el lobby de los banqueros extranjeros, que de la mano de las entidades norteamericanas viene condicionando cada paso del equipo económico. Lo que resulta menos explicable es que haya propuesto a un hombre de su estrecha confianza sin hacer partícipe de la decisión a Remes Lenicov y a Jorge Capitanich. Este último aspecto fue el que resaltaron algunos dirigentes y técnicos del justicialismo ante Eduardo Duhalde el miércoles por la noche, cuando impugnaron el nombramiento.
El presidente de la Nación le prometió a sus interlocutores tomar cartas en el asunto, y ayer por la mañana, tras una consulta a Remes, destituyó a Palacios y designó a un hombre de su propio entorno, Alfredo Tempone, en su lugar. Pero cuando los funcionarios de la Presidencia quisieron comunicarle a Palacios la novedad, se encontraron con que éste ya se había presentado en las oficinas de la petrolera, acompañado de un funcionario de la Secretaría de Finanzas de apellido González Rosa. Ahí fue que se dispuso cursar la comunicación cablegráfica a Repsol YPF, para que fuerainformada de inmediato a las autoridades presentes. Palacios había caído. Y Barry, según presumen en Presidencia, tambalea.