ECONOMíA
Pese a heridas y rencores, habrá un frente empresario
Por David Cufré
El cierre de la Conferencia Industrial dejó en evidencia las peleas dentro de la Unión Industrial Argentina frente al proyecto de rearmar el Grupo de los 8. El sector que impulsa esa idea es el que comanda la central fabril en este momento, con Héctor Massuh, Alberto Alvarez Gaiani y Cristiano Rattazzi como principales referentes. Esos dirigentes estuvieron reunidos hace dos semanas con Carlos Menem en la sede de la entidad, en una cena que marcó el restablecimiento de relaciones formales entre ese sector del peronismo y la cámara de los industriales. Allí hubo una total coincidencia en reflotar el polo empresario que respaldó al menemismo durante la década pasada. Sin embargo, los sectores industriales que padecieron los efectos de aquellas políticas ortodoxas expresaron durante la conferencia su enojo con esa decisión y confirmaron que en diciembre habrá una segunda conferencia, lo que constituye un hecho inédito.
El terreno empresario parece ser otro ámbito donde se juega la interna del peronismo. De hecho, Eduardo Duhalde rechazó la invitación a clausurar el encuentro de los industriales enojado por el apoyo que la cúpula de la UIA le entregó a Menem. El Presidente decidió no asistir a último momento, cuando su nombre ya figuraba en los programas de la conferencia. La excusa para ausentarse fue bastante pobre. Dijo que viajaba a Chapadmalal para pasar un fin de semana de descanso y tratar algunos temas de “actualidad nacional”. Los organizadores hicieron gestiones hasta último momento para evitarse el desplante, pero fracasaron. En su lugar estuvo el ministro Aníbal Fernández, quien rechazó la propuesta de reforma constitucional que había hecho el miércoles Massuh.
Tampoco tuvieron suerte con los candidatos presidenciales. Se suponía que ayer iban a disertar Adolfo Rodríguez Saá, Néstor Kirchner, José Manuel de la Sota, Elisa Carrió, Carlos Menem y Ricardo López Murphy. Salvo este último, que confirmó su presencia, los demás fueron bajándose de cartel, hasta que al final se resolvió levantar el panel. Por el lado de Rodríguez Saá se comenta que el puntano no había quedado en muy buenas relaciones con los industriales luego de concurrir a un encuentro en su sede, en el que volvió a reprocharles que lo hayan presionado por la devaluación cuando fue presidente durante una semana. Carrió y Kirchner también advirtieron el corrimiento de la central fabril hacia el menemismo y prefirieron no asistir.
Los que sí estuvieron fueron los dirigentes de varias cámaras empresarias. Alvarez Gaiani tomó a su cargo el discurso inaugural de la jornada. “Debemos sentarnos en la misma mesa para trabajar juntos”, les dijo a sus colegas de la Sociedad Rural, la Bolsa de Comercio, la Cámara de la Construcción, la Asociación de Bancos Públicos y Privados y de Confederaciones Rurales. El industrial insistió en su convocatoria con el argumento de que “la dirigencia empresaria debe resignar posiciones sectoriales, aunar criterios y llevar nuestros planes al nuevo gobierno”.
Los únicos empresarios que faltaron fueron los de la Asociación de Bancos de la Argentina, pero Gaiani comentó que hace algunos días desayunó con el comité ejecutivo de esa entidad y le expresaron su conformidad con armar un bloque al estilo del Grupo de los 8. En rigor, dentro de ABA hay posiciones encontradas y ante la imposibilidad de resolver la interna no fue ningún dirigente a la conferencia.
También hay divisiones en la Sociedad Rural en cuanto a aceptar la propuesta de Alvarez Gaiani. El vicepresidente de esa entidad, Luis Biolcatti, fue a cuestionar con dureza el rol de la UIA en el proceso de devaluación y pesificación. Dijo que se “habló del fracaso del modelo y montamos un antimodelo improvisado, sectorial, en cuyo nombre se potenciaron disparates que hoy seguimos pagando”. Biolcatti olvidó decir que la Sociedad Rural fue una de las entidades más beneficiadas por lapesificación y que rechazó las retenciones a pesar del espectacular salto de rentabilidad que supuso la devaluación.
A varios industriales les pareció indignante que la Sociedad Rural fuera a pasar facturas sin hacer la menor autocrítica por su rol durante los ‘90. Carlos Heller, titular de Abappra, le respondió indirectamente a su colega ruralista al sostener que “el desafío en esta nueva década es refundar el Estado, sin los vicios del anterior, pero desterrando la visión errónea de un Estado prescindente, o peor aún, que sólo interviene para consolidar privilegios”.