Desde Nueva York

“Lo importante –resumió Cristina Kirchner– fue que pudimos charlar face to face.” La Presidenta mantuvo ayer al mediodía un encuentro con 17 representantes de empresas norteamericanas con intereses en la Argentina en el que recibió consultas sobre la ley que promoverá las inversiones en Tierra del Fuego, sobre la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la televisación del fútbol y sobre el riesgo país. Uno de los miembros de la comitiva argentina, siguiendo con el inglés, la definió como soft, porque cada uno expuso sus planes sin fuertes cuestionamientos. “Una de las reuniones que más disfruté”, aseguraría luego la Presidenta.

La tradición de los últimos tiempos era que, primero con Néstor Kirchner y luego con la Presidenta, cada vez que pasaban por Nueva York hablaran en una comida en el Consejo de las Américas, una organización que nuclea a los empresarios estadounidenses con inversiones en América latina. Pero las últimas experiencias no habían sido muy buenas, porque a los postres siempre aparecía algún desconocido empresario con alguna pregunta incómoda que terminaba convirtiéndose en el dato de la jornada. Así que el embajador argentino en los Estados Unidos, Héctor Timerman, y la titular del Council, Susan Segal, idearon este encuentro más acotado, supuestamente para poder conversar sobre cuestiones concretas.

Una curiosidad: el ingreso era restringido, pero el discurso de la Presidenta fue transmitido en directo para la Argentina. “La verdad que el comportamiento de la economía argentina frente a la crisis de la región ha sido –y puedo decirlo con números concretos– uno de los mejores, sobre todo debido a la solidez del modelo”, sostuvo en ese mensaje, de una media hora, que apuntó a dejar constancia de la robustez de los números de la economía y las buenas posibilidades de inversión. “Si bien no podemos decir que estamos en Disneyworld en la Argentina, podemos afirmar que hemos sostenido un crecimiento, obviamente no el que veníamos teniendo de tasas chinas, pero vamos a finalizar 2009 creciendo”, subrayó.

Los empresarios hicieron algunas preguntas. Por ejemplo, Tarkan Maner, presidente de Wyse Technology –a la que definió como la mayor fabricadora de teléfonos celulares del mundo–, preguntó sobre el estado del proyecto de ley para impulsar la fabricación de artículos electrónicos en Tierra del Fuego. Aseguró que de eso dependía su inversión en el país y que veía a la Argentina con buenas chances de colocarse a la par de México y de Brasil en la producción de celulares. Le aseguraron que el proyecto, que cuenta con media sanción de Diputados, saldría. Citando al magnate mexicano Carlos Slim, la Presidenta sostuvo que en la Argentina pasó de haber siete millones de celulares cuando asumió Kirchner a 40 millones de celulares ahora, en un promedio que da más de uno por habitante. “Uno puede encontrarse con un obrero de la construcción en una obra con su celular, que puede sacar fotos, hablando por teléfono”, imaginó.

Otro quiso saber por el riesgo país de Argentina. “Más que preocuparse por el número que nos ponen las calificadores de riesgo, hay que preocuparse por esas calificadoras de riesgo”, respondió la Presidenta, quien ya en su discurso había hecho referencia a “los bancos y calificadoras y consultoras que decían que íbamos a entrar en default que ya no están”.

El representante de la cadena Fox le preguntó sobre la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, aunque aclaró que le parecía necesario que se derogara la vieja ley de Radiodifusión. Pidió un contacto en el Gobierno para conversar sobre algunos aspectos del proyecto y sostuvo que, a su entender, podía llegar a afectar más a las empresas nacionales que a las extranjeras, como la suya.

El de Direct TV Latin America recordó que su empresa estaba asociada a TSC para la televisación del fútbol. “Esa era una relación entre privados y la AFA decidió romper esa relación”, respondió Cristina Kirchner.

Los empresarios, celosos del acuerdo de reserva que se había dado, se retiraron sin hacer más declaraciones que las formales de conformismo. Entre otros, estuvieron Andrew Vesey, presidente de la división para América latina de The AES; Raúl Claure, CEO de Brighstar Corporation; Mark Franklin, de EMSO Partners; Ricardo Salmon, encargado de inversiones de Eton Park, y directivos de Barrick Gold, Boeing, Bunge, Cargill, MTV, General Motors, IBM y Pfizer.