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El servicio de Aerolíneas Argentinas empezó ayer a normalizarse, luego de que Mariano Recalde prometiera limitar las atribuciones del gerente de Operaciones que los mecánicos y los pilotos de Austral resistieron en los últimos días con un trabajo a reglamento que complicó los vuelos. Al mismo tiempo, la compañía avanza en la renovación de flota, clave para revitalizar el servicio. Con el auxilio de la consultora privada Oliver Waisman, prepara un concurso de precios para comprar por lo menos doce aviones de fuselaje ancho, operación que demandaría más de 600 millones de dólares adicionales de los que destinó hasta ahora para reequipar a la empresa reestatizada desde mediados de 2008.

Junto con el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, Recalde negoció ayer una salida que le permita dejar a Guillermo Ballesteros como gerente de Operaciones, tal como anhelan los pilotos de Aerolíneas nucleados en APLA. Para ello busca evitar que ese directivo –a quien él mismo había desplazado meses atrás por presión sindical– tome decisiones que irriten a APTA (mecánicos) o a UALA (pilotos de Austral). Estos gremios no quieren que ese directivo tenga injerencia sobre los diagramas de vuelo de esta empresa, entre otras cuestiones, porque le atribuyen el afán de impedir que sume rutas regionales.

No es la primera vez que la prestación del servicio se ve afectada por la oposición de los gremios a decisiones tomadas por la presidencia de Aerolíneas. En esta ocasión, no hubo una declaración formal de medidas de fuerza, sino un trabajo a desgano, que obligó a reprogramar vuelos en forma permanente durante una semana. Según hicieron saber ayer Aerolíneas y Transporte, en las reuniones que el miércoles se mantuvieron con los líderes sindicales involucrados en el tema (existen siete organizaciones sindicales en total), se acordó una impasse que permitió la paulatina normalización del servicio.

En lo que respecta a las inversiones, Recalde, con la asistencia de la consultora Oliver Waisman, prepara un concurso de ofertas de los vendedores. La intención es integrar entre doce y quince aviones de largo alcance para la flota internacional, cuyo precio supera los 50 millones de dólares por unidad.