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Otra vez sopa
Por Carlos Juliá *
A pocos días de haberse cumplido el décimo aniversario de la firma del llamado Plan Brady, con motivo y como parte de los festejos por los éxitos alcanzados en su oportunidad por la República Argentina, luego de firmar dicho acuerdo, el 6 de diciembre de 1992, el Poder Ejecutivo Nacional termina de nombrar mediante la firma de un decreto, mientras aguarda el acuerdo del Senado de la Nación, al joven economista Alfonso Prat Gay en el cargo de Presidente del Banco Central de la República Argentina.
Con la firma del acuerdo de hace una década, el problema de la deuda externa se había solucionado definitivamente, nos aseguraban Menem, Cavallo y repetían casi todos los grandes medios de comunicación, con el coro de periodistas alquilados o comprados. Habíamos entrado en la era de la ilusión y el silencio. Se engañaba y se impedía hablar y debatir sobre un problema que más temprano que tarde reaparecería con mayor fuerza y vigor, como finalmente sucedió. Pero ahora la “deuda” cobraría tasas mucho más elevadas para el pueblo argentino, ya que las pagaría con mayores índices de desnutrición y mortalidad infantil evitable, hambre, falta de salud, desempleo; en definitiva, mayor pobreza e indigencia.
Es conveniente recordar que el denominado Plan Brady fue mucho más que un acuerdo firmado con los representantes de la banca internacional, fue un verdadero plan económico, parte de un verdadero plan político, que se complementaba con la Reforma del Estado, las Privatizaciones y la Convertibilidad, y que fueron las bases para el vaciamiento de los recursos presentes y futuros de la Nación. Plan político que se le impuso a nuestro país, y que fuera defendido pro sus gerentes nativos, como antes lo habían hecho con otros planes, Prebisch con Aramburu–Rojas; Krieger Vasena con Onganía; Martínez de Hoz con Videla–Masera–Agosti; hasta llegar a este de Cavallo–Marx con Menem.
Como podemos apreciar, venimos comiendo “sopa” desde hace casi medio siglo, bastante seguido, y eso que sólo mencionamos a los principales que “cocinan” este menú de hambre para el pueblo y el saqueo de la Nación.
Con el nombramiento de un nuevo “Maitre” para este banquete de lujo, donde los comensales privilegiados continúan comiendo los manjares elaborados por el Cheff y el caviar con burbujas francesas, al pueblo mientras tanto, les reservan las migas que se “derraman”. De esta manera, volvemos a vivir la experiencia de otro “joven brillante”, que fuera “negociador” de la deuda externa, en supuesta representación de nuestro país.
Daniel Marx es su nombre, y fue tan brillante y eficiente, que luego de “negociar” la firma del Plan Brady, renunció a la función pública y pasó a desempeñarse en las filas del propio Brady, en su Banco de Inversión. Para volver tiempo más tarde, al viejo rol de “negociador” de la deuda pública argentina, en tiempos de la Alianza y De la Rúa. Estos jóvenes brillantes, que prestaron servicios en la Banca Internacional, nuestros verdugos modernos, son los Maitres que nos aconsejan el mejor menú para los intereses de sus verdaderos empleadores. Hace diez años Daniel Marx, nos aconsejó firmar el Plan Brady que solucionaba nuestros problemas de endeudamiento, para luego volver a señalarnos la receta equivocada cuando volvió a “negociar” una denunciada estafa, llamada megacanje.
Ahora otro “joven brillante”, viene impuesto al Banco Central. Ya había sido propuesto por Domingo Cavallo como director del BCRA, durante la administración De la Rúa. Con sus no menos brillantes antecedentes en funciones ejecutivas, en la Banca de Inversión que colocara la mayor cantidad de bonos de la deuda argentina, JP Morgan; nos viene a proponer pagar la deuda ilegítima, sin quitas –cuando se hablaba de quitas del 70% y con tasas del 3%– más del doble de lo que pagan los países centrales. En definitiva, más de lo mismo, presentado con otros ingredientes. Otra vez, sopa.
* Abogado. Integrante de Proyecto Sur.
Autor de La memoria de la deuda.