EL PAíS › LA CANDIDATURA EN EL ASADO DE DUHALDE CON EL PJ BONAERENSE
Ayer arrancó el operativo Clamor
Modesto como una flor, el Presidente negó una y otra vez que sea candidato. Pero el justicialismo de la provincia sacó el tema una y otra vez por ovación. La estrategia de testear.
Por Martín Piqué
Nadie necesitó incluirlo en la agenda, tampoco hizo falta que un dirigente del PJ bonaerense lo recordara ante sus pares. La reunión que encabezó ayer Eduardo Duhalde en la quinta presidencial de Olivos, donde recibió al duhaldismo en asistencia perfecta, tuvo un tema central, único. La conversación, los silencios, los aplausos y hasta la única ovación que se escuchó en el quincho presidencial giraron en torno de una sola cuestión: la eventual candidatura de Duhalde. Dos veces el Presidente interrumpió a sus invitados para aclarar que respetaría su propia promesa de renunciar el 25 de mayo y para decir que no quería que se hablara de su postulación. “Cada vez que le han preguntado reiteró que se va el 25 de mayo. Yo no tengo ningún elemento para pensar una cosa distinta”, afirmó el ministro del Interior, Jorge Matzkin.
Aunque Duhalde desmintió dos veces a sus invitados que no pensaba competir por la presidencia, sus hombres se fueron de Olivos con la impresión de que el rechazo no es definitivo. El intendente de Lanús, Manuel “Manolo” Quindimil, sintetizó esa sensación con un comentario que fue muy festejado por intendentes y legisladores provinciales. Duhalde le pidió que no siguiera “con ese tema” (por la candidatura), y Quindimil obedeció a medias. “Bueno, está bien, yo respeto la palabra del Presidente –respondió el veterano jefe comunal y titular del PJ bonaerense–. Pero lo vamos a hablar en cualquier momento, en otro lado.” Los comensales aprobaron con aplausos mientras el Jefe de Estado los observaba en silencio.
Varios hechos previos indicaban que ayer sería una jornada definitoria para la interna del PJ. El jueves a la noche, Duhalde había recibido en Olivos al gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner. Según varios testigos le habría ofrecido al santacruceño el apoyo del “aparato” bonaerense. Luego, por iniciativa del intendente de Avellaneda Baldomero “Cacho” Alvarez, varios dirigentes del Conurbano habían programado un asado en la quinta Los Caudillos, cuyo propietario es el poderoso secretario de Obras Públicas Hugo Toledo. El almuerzo estaba previsto para ayer al mediodía, pero la lluvia obligó a cambiar de planes. Duhalde invitó a Olivos, y el encuentro se realizó en el quincho vidriado que funciona como sala de conferencias.
La respuesta que tuvo la convocatoria demostró que Duhalde mantiene indemne su poder sobre la estructura del PJ bonaerense. En torno a la mesa del quincho, que presidían el presidente y su esposa Chiche, se sentaron los diputados nacionales electos por Buenos Aires, los senadores Antonio Cafiero y Mabel Müller, los miembros del Gabinete completo con las ausencias de Roberto Lavagna, Jorge Matzkin y Carlos Ruckauf, el gobernador Felipe Solá y sus ministros, y todos los intendentes peronistas de la provincia. La charla comenzó con unas palabras de Duhalde, quien saludó a todos y recordó que el motivo del acto era despedir el año. Enseguida se escucharon desmesurados elogios de su gestión, y uno de los invitados se animó a hablar del tema que estaba vedado.
Viejo amigo de Duhalde y peso pesado del Conurbano, el intendente de Tres de Febrero, Hugo Curto, ensayó el primer acercamiento. Después de elogiar los supuestos logros de la gestión oficial, destacó el “sacrificio de Duhalde” y probó la reacción del anfitrión y del auditorio: “Nosotros ya sabemos quién es nuestro candidato”, dijo mirando al Presidente. Después de la apología de Curto, se escucharon loas a Duhalde y más palabras de aliento. Esta vez, el diputado Daniel “Chicho” Basile defendió al Gobierno, criticó a los que estuvieron “una semana y se fueron” (por Adolfo Rodríguez Saá) e insinuó que Duhalde debería presentarse como candidato.
“Mirá Basile –lo cortó Duhalde con rapidez–, te pido por favor que no sigas con este tema. porque dijimos que no íbamos a hablar de este tema.” Otra vez reprimía una referencia a su candidatura. Luego, para fundamentar su insistencia, contó una anécdota de su padre, que había prometido venderuna casa en un monto determinado, pero luego, con la inflación, la vivienda costaba casi el doble. Según Duhalde, su padre, pese a su opinión y la de sus hermanos, vendió la casa al precio que había propuesto originalmente. “En esta época no se cree en nadie, por eso debemos respetar la palabra. Yo me comprometí que el 25 de mayo me voy. Y mis decisiones las voy a cumplir.”
Hasta allí, el encuentro se caracterizó por las constantes desmentidas de Duhalde sobre su candidatura. El tono lo repitieron, ya a la tarde, cuando los invitados dejaron Olivos tras comer un choripán y empanadas, varios funcionarios y voceros del Gobierno. “He encontrado una negativa dura del Presidente, quien expresó que ni se nos ocurra insinuar (su postulación) porque se le está planteando que no cumpla con la palabra empeñada”, aseguró el diputado José María Díaz Bancalari. Frases parecidas utilizaron el pampeano Matzkin, que ayer no estuvo en la reunión, y el secretario general de la Presidencia, José Pampuro.
Una ocurrencia de Duhalde reforzó la impresión de que su negativa no tenía vuelta atrás. Consciente de los rumores que pronostican su renuncia y la designación de Eduardo Camaño como presidente provisional hasta que se celebren nuevas elecciones con él como candidato, Duhalde apeló a la historia para desmentir las sospechas: “Camaño no es Lastiri”, dijo. En 1973, Raúl Lastiri asumió la presidencia tras la renuncia obligada de Héctor Cámpora. Así se preparó el camino para que Perón volviera a ser presidente, un método que muchos duhaldistas quisieran repetir para su jefe. Lo llaman el “plan B”, y para ejecutarlo precisan que la Justicia postergue el cronograma electoral vigente.
A pesar de la insistencia del Presidente, algunos duhaldistas que estuvieron en Olivos no descartan el “plan B”, ni la candidatura, ni tampoco que el enemigo eterno de Carlos Menem termine enfrentando a su adversario en la interna. “El único que le puede ganar a Menem es Duhalde”, resumía anoche un legislador provincial que conoce al Jefe de Estado desde que era intendente en Lomas de Zamora. Ayer, estos dirigentes se esperanzaron cuando escucharon la respuesta que eligió Duhalde para responderle a “Chicho” Basile. “Este no es el momento, ni el lugar, ni el ámbito para hablar de ese tema”, contestó cuando el diputado pidió que sea candidato.
Pero esa no es la única visión. Otros funcionarios del Gobierno, miembros del Gabinete o con rango de secretarios de Estado, aseguran que la decisión de Duhalde está tomada. Que renunciará y no será candidato a nada, porque se quiere preservar para la elección de 2007. Según esta interpretación, los pedidos de Duhalde candidato provienen de un grupo de intendentes y dirigentes del Conurbano que optaron por José Manuel de la Sota y ahora sienten que se quedaron sin candidato. Consultado por Página/12, un ministro desplegó esa teoría, aunque reconoció que el Presidente está preocupado por la posibilidad de que el PJ bonaerense se disperse por no tener una fórmula que los contenga a todos.
No faltan, tampoco, quienes sospechan que es el propio Duhalde quien está impulsando su propio nombre como candidato. Y que instruye a algunos funcionarios para que lo propulsen y a otros para que lo nieguen, como una manera de “testear” la reacción social y mediática. Para algunos, este sistema que ya proponía Maquiavelo, servirá para que el Presidente termine su gestión con el máximo de poder posible. Justamente, los allegados a Kirchner esperan que esa sea la explicación de la ola de declaraciones en favor de Duhalde candidato.
Anoche, en el entorno íntimo del santacruceño le restaban importancia al asado de Olivos. “Duhalde nos dijo quinientas veces que ni él ni Chiche van a ser candidatos. Entonces, ¿por qué no vamos a creerle?”, explicó a Página/12 un operador ligado al patagónico. Sin embargo, cuando se le consultó por los reclamos de “continuidad” en la gestión que plantearon los duhaldistas, el asesor de Kirchner exteriorizó su preocupación. Dijo que, con la candidatura del gobernador de Santa Cruz, se podría prorrogarlo que comenzó esta gestión. “Puede hacerse con la continuidad de alguno de sus ministros, como Lavagna, Ginés y Juanjo Alvarez, que están cercanos a Kirchner”, argumentó el asesor. Tanto Kirchner como De la Sota saben que Duhalde puede ser un aliado, pero que esa alianza tiene una condición que hasta ahora no han podido cumplir: encantar a la serpiente indócil, que no es otra cosa que el PJ bonaerense.