ECONOMíA › VOLVIó LA SANTA ALIANZA DEL ‘90 PARA ESTATIZAR DEUDAS PRIVADAS
Lo hicieron de nuevo
Por Alfredo Zaiat
Después de cumplido un mes el gobierno de Eduardo Duhalde hay una sola persona en el gabinete que ya se puede dar por satisfecho. Y proclamar “tarea cumplida”. José Ignacio de Mendiguren ha terminado su tarea en forma impecable. A partir de ahora, le tocará el trabajo menor que es administrar un ministerio que se ha dado en llamar de Producción. Desde ese lugar ha liderado, junto con su compañero de aventura, Héctor Massuh, que lo reemplazó al frente de la Unión Industrial, la persistente y, finalmente, efectiva armada licuadora de pasivos empresarios. La pesificación 1 a 1 de los créditos bancarios sin ningún tope o restricción generará una impresionante transferencia de riquezas desde ahorristas dolarizados y Estado hacia los endeudados. ¿Cuál es el criterio de equidad para que Pérez Companc reciba el beneficio de la pesificación de su deuda de más de 350 millones de dólares? ¿Qué motivo económico existe para que ese “regalo” se extienda a Techint, Amalita, las privatizadas y al resto de las compañías que conforman el núcleo duro del Poder Económico?
Más allá de los mecanismos financieros aplicados, más lineal y evidente luego del estallido de la infame tablita de Martínez de Hoz en la licuación de 1982, impulsada por Domingo Cavallo desde el Banco Central, la actual se trata de otra estatización de la deuda privada. Ese bono de compensación que el Estado entregará a los bancos por pesificar 1 a 1 los créditos frente al 1 a 1,4 de los depósitos no es otra cosa que el costo que la sociedad asumirá de ese jubileo de deudas.
Jorge Remes Lenicov fue cediendo a medida que se extendía la definición de la pesificación. Su primera intención era pesificar deudas a 1,4, a la misma paridad que la establecida para los depósitos. El primer avance del lobby Grupos Económicos-Bancos lo hizo retroceder a 1,2. Y la colaboración indirecta de la Corte Suprema, que con su acordado disponiendo la inconstitucionalidad del corralito puso al borde del colapso al Gobierno de Duhalde, permitió la arremetida final. La retornada Santa Alianza del 90 (Grupos-Bancos) aprovechó el escenario de debilidad para terminar de vencer las ya escasa resistencia de Remes. Así se definió el 1 a 1, que hoy podrá ser motivo de festejo para los endeudados en dólares, pero que significará una carga futura insoportable para un Estado quebrado.
Pesificación (licuación) más devaluación es la combinación de una limpieza injusta e inequitativa de pasivos de empresas que no lo necesitan para seguir funcionando. Un ejemplo para que resulte más evidente semejante obscenidad: la deuda de Pérez Companc se transformará en 350 millones de pesos, que ahora se reduce a 175 millones de dólares a un tipo de cambio de 2 pesos. ¿A cuánto estará el dólar dentro de seis meses, un año, tres años? Ese pasivo original se licuará a 120, 80, 60 millones de dólares, según la evolución del dólar libre, que seguramente no será apacible. Pérez vende petróleo, con cotización internacional en dólares, y por lo tanto sus ingresos son en moneda dura. Este es sólo un caso, pero hay otros similares y varios otros que tienen activos dolarizados en el exterior que bien podrían cancelar sus pasivos en dólares en el sistema local.
Con el batifondo de las cacerolas, lo hicieron de nuevo.