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Lanzado el “Programa Económico de los Argentinos”, tal como lo presentó Jorge Remes Lenicov en un resumen entregado a la prensa, ahora el ministro tiene puesta toda su expectativa en la próxima negociación con el Fondo Monetario. En su discurso, el propio Remes repitió en distintas oportunidades que “necesitamos el apoyo” del FMI y “de los países amigos y de los más fuertes de la Tierra”. El jefe del Palacio de Hacienda desea comenzar las negociaciones formales con el organismo esta misma semana, “lo antes posible”, para concluirla dentro de “20 a 25 días”. La otra discusión que en Economía quieren comenzar cuanto antes es con las empresas de servicios públicos. Al respecto, Remes ya hizo alusión a un casi seguro incremento en las tarifas de las privatizadas.
Sobre la visita de la última misión del Fondo Monetario que visitó Buenos Aires, el ministro sólo mencionó que “las discusiones fueron de buen semblante”, intentando desmerecer las versiones periodísticas de que las negociaciones de la semana pasada con los técnicos del organismo habían sido durísimas.
El Gobierno desea una asistencia financiera cercana a los 15.000 millones de dólares. En off the record, los funcionarios admiten que de esa ayuda depende la suerte de la administración Duhalde. “Este programa debería ser bien recibido en el concierto de las naciones”, apostó el ministro frente a los periodistas.
Uno de los puntos principales del plan se aferra a la libre flotación del tipo de cambio, la nueva religión económica impulsada por la burocracia del FMI. Como contraste, Economía coló la pesificación uno a uno de todas las deudas, un punto rechazado por los técnicos del Fondo dado su elevado costo fiscal. Remes defendió la decisión: “Este costo a futuro sirve para destrabar el presente”, dijo. Y añadió: “Acá no hay licuación de pasivos porque éstos se van a actualizar con un índice corrector” ligado a la inflación.
Si todo sale como espera el ministro, no bien terminen las negociaciones con el FMI se iniciará el respectivo tire y afloje con los acreedores externos que quedaron con títulos públicos argentinos que el Estado dejó de pagar. Esas conversaciones empezarían el mes que viene, estimó Remes.
Anoche, cuando se apagaron las cámaras de televisión y los cronistas radiales abandonaron el Palacio de Hacienda, Remes Lenicov ofreció una conferencia para los medios gráficos. En el Salón Negro lo acompañaron sus colegas José Ignacio de Mendiguren (Producción) y Alfredo Atanasoff (Trabajo). También estuvieron los miembros del gabinete económico y el vocero presidencial, Eduardo Amadeo.
Remes Lenicov evitó dar precisiones sobre temas sensibles. No quiso jugarse y estimar el precio que mostrará el dólar en la reapertura del mercado cambiario, pautado para pasado mañana. Tampoco estimó la inflación para todo el 2002, aunque el Presupuesto indica un nivel del 15 por ciento. Ni la manera en que el Banco Central intervendrá en el mercado cambiario para poner en práctica la prometida “flotación sucia” de la moneda. Sobre la evolución del dólar, el ministro aceptó que, en un primer momento, los asalariados que ahora estarán habilitados para sacar todo su dinero de los bancos podrían correr a favor del dólar, provocando un “overshooting” (sobrerreacción) en la cotización de la divisa. “Pero esperemos que con el paso de los días haya cada vez menos gente deseosa de acumular dólares. Esperemos que, con el tiempo, los ahorros se canalicen a través del sistema financiero”, se esperanzó.
En el equipo económico especulan que el dólar se disparará a 2,5 pesos, para luego fluctuar entre 2,0 y ese valor máximo, al que consideran fruto del nerviosismo de la gente.
Entre las pocas precisiones brindadas durante la rueda de prensa, el viceministro Jorge Todesca anticipó que la inflación de enero se ubicaría en torno del 2,3 por ciento. De confirmarse el adelanto, el registro sería el más alto de la última década. Hace exactos diez años, en enero de 1992,el índice de precios al consumidor aumentó el 3 por ciento. Desde entonces, gracias a un modelo que ató la moneda local al dólar y por culpa de la recesión que ya se estira por casi cuatro años, la inflación fue desapareciendo hasta convertirse en deflación. Pero, a juzgar con los primeros índices pos devaluación, esa historia llegó a su fin. Jorge Remes Lenicov se negó a dar su estimación inflacionaria para todo el año. La devaluación no sólo impactó en la inflación. El ministro dejó entrever que habrá aumentos de tarifas de los servicios públicos.
Sobre este último tema, el ministro dejó picando que se viene un aumento: “La próxima semana empezaremos las negociaciones con las privatizadas para incorporar y discutir el impacto de la devaluación” en las tarifas. No bien asumió, el Gobierno desdolarizó las tarifas y estableció que permanecerían congeladas durante seis meses. Un miembro del equipo económico dijo a este diario que si bien no se trabaja sobre un modelo indexatorio, se admitirá una corrección tarifaria que aún no fue estimada. La posición que llevará Economía a la mesa de negociaciones será que ese incremento sea escalonado en el tiempo y que no incluya a la totalidad de la suba del dólar, que hasta ahora acumuló un 100 por ciento.
La negociación, creen en el Palacio de Hacienda, demorará un par de meses. Sin dudas, el tema de las tarifas de los servicios públicos pasará a un primer plano en las próximas semanas. Si bien por ahora los cacerolazos de la gente se refirieron al corralito y a la cuestión política, también es cierto que el Gobierno viene soportando las presiones de gobiernos extranjeros, de aquellos países donde están ubicadas las casas matrices de las privatizadas.