La comparación de la Argentina con Cuba que lanzó el titular de la Unión Industrial, Héctor Méndez, continuó recogiendo críticas, incluso dentro de la entidad fabril. Méndez había utilizado ese paralelismo para descalificar el proyecto de ley que impulsa la Confederación General del Trabajo (CGT) para que el asalariado participe en las ganancias de las empresas. Los dichos del directivo desataron de inmediato duras respuestas de parte de dirigentes de la central obrera, a las que se sumaron ayer las de funcionarios del Gobierno. El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, sostuvo que “es necesario sacar los demonios alrededor del tema de la productividad”. El canciller Héctor Timerman consideró que “son expresiones antiguas, que nos retrotraen a una Argentina autoritaria” y que “demuestran, más que nada, un acto de oposición por la oposición misma”. Durante la última reunión de la Junta Directiva de la UIA hubo intención de emitir un comunicado respaldando a Méndez, pero hubo resistencias y al final se desestimó.

“Hoy cuanto más te putea el Gobierno, más sacás chapa de guapo”, dijo a este diario uno de los presentes en la reunión de la mesa chica de la entidad. El empresario resumió así el clima que se vive en la sede de la Avenida de Mayo. En las últimas semanas, la UIA protagonizó una escalada de entredichos con el Ejecutivo nacional. Luego vinieron las definiciones de Méndez, afirmando que la Argentina “se parece a Cuba”, ante una supuesta “avanzada” de los gremios, apuntando en dirección al proyecto de ley que elabora el diputado Héctor Recalde (FpV), quien además es representante legal de la CGT, para que los asalariados participen en las ganancias de las empresas.

El empresario plástico fue cuestionado por sus dichos desde el Gobierno y en sus propias filas. Tomada consideró que “hay una confrontación de modelos. Uno es cómo está gobernando Mauricio Macri en la ciudad de Buenos Aires, cabecera de playa del que quiere volver a las políticas de los noventa. Y uno alternativo, que impulsa el gobierno nacional”, sentenció. El canciller Timerman dirigió sus críticas directamente a Méndez. “Son expresiones antiguas, fuera de lugar, que demuestran un acto más que nada de oposición por oposición misma y nada constructivo”, afirmó. Lo de Méndez, opinó, fue “un acto de locura, como cuando se hablaba de hordas comunistas avanzando sobre Buenos Aires en 1930”.

El titular de la CGT, Hugo Moyano, le aconsejó al titular de la UIA que se preocupe por las coimas del Grupo Techint a pequeños y medianos empresarios del transporte de cargas (ver aparte). También le enrostró desconocer que “este tema (el de la distribución de ganancias) se haya discutido en países capitalistas, no en países como Cuba”. “Quizá lo dijo en chiste o tal vez después de una sobremesa, cuando uno toma algo”, ironizó, en sintonía con lo dicho por el secretario de Derechos Humanos de la CGT, Julio Piumato, quien expresó que Méndez “parece bebido”.

Precisamente, esto último fue tomado como una ofensa por la cúpula de la UIA, que amagó con emitir un comunicado contestándole a Piumato. La idea surgió en la reunión de la Junta Directiva que presidió Miguel Acevedo (Aceitera General Deheza), pero no tuvo quórum. “Es un disparate lo que dijo y había que bajarle el tono”, dijo a Página/12 una fuente de la entidad. “Todos sabemos que está en la Constitución, que siempre estuvo en la agenda de la CGT y que iba a formar parte del Consejo Económico y Social”, agregó el directivo, quien recordó que varias empresas pagan este plus. Entre ellas, Techint.