Miércoles, 15 de septiembre de 2010 | Hoy
ECONOMíA › EL VICEMINISTRO DE ECONOMíA ESTIMó QUE EL PIB CRECERá ENTRE 8,9 Y 9,1 POR CIENTO ESTE AñO
Roberto Feletti adelantó las nuevas proyecciones oficiales para el año y abrió una puerta al uso de reservas del Banco Central para el pago de la deuda en 2011. Fue en un evento de las Naciones Unidas. El ministro de Trabajo se ilusionó con el pleno empleo.
Por Javier Lewkowicz
La actividad económica cerraría este año con un crecimiento de entre 8,9 y 9,1 por ciento, según las proyecciones del Ministerio de Economía que adelantó ayer el viceministro, Roberto Feletti. El funcionario hizo el anuncio al participar de la presentación del informe de Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas (Unctad por sus siglas en inglés). En ese documento, la entidad pondera las estrategias de impulso al mercado interno en los países subdesarrollados. En la misma línea, el funcionario estimó que a nivel local el gasto público consolidado –Nación, provincias y municipios– en términos del producto bruto llega al 40 por ciento, y que la inversión pública representa un quinto del total de la inversión, aportando 4 puntos al PIB. El cierre del encuentro estuvo a cargo del ministro de Trabajo, Carlos Tomada, quien destacó la importancia de que el Banco Central incorpore dentro de sus metas la creación de empleo y el fomento al crecimiento económico. En tanto, Feletti dejó la puerta abierta para incorporar la utilización de reservas para pagar deuda como mecanismo permanente.
El encuentro estuvo atravesado por la idea de la inestabilidad en el comercio internacional, a partir de una baja en el consumo estadounidense que no llega a ser compensada por el empuje de China, India y otros emergentes. Por ello, la importancia de desarrollar estrategias de consolidación de los mercados internos a través de políticas de ingreso inclusivas y una distribución más progresiva.
Feletti resaltó que, frente a la crisis internacional, el Gobierno utilizó el herramental contracíclico para evitar la caída de la demanda interna. Esto permitió que la desaceleración no llegue a convertirse en recesión, una trayectoria que compartieron otros países de la región, a diferencia de México, los países de Centroamérica o el propio Chile, que poseen economías más integradas a los Estados Unidos y se vieron más perjudicadas por la baja en la demanda externa.
Según describió el funcionario, “el gasto público viene creciendo al 35 por ciento anual, y el consolidado llega al 40 por ciento del PBI”. Además, agregó que la inversión pública ya representará un 20 por ciento del total de la inversión. El repunte general de la economía permitió retornar a la senda de crecimiento del empleo que se venía registrando hasta 2009. “En Argentina el pleno empleo es ciertamente una posibilidad y es la dirección en la que vamos con las políticas que estamos aplicando hoy”, consideró Tomada.
Feletti catalogó como cambios “estructurales” la recuperación de los fondos previsionales como mecanismo de fondeo, la incorporación de pensiones no contributivas a través de la Asignación Universal por Hijo y el uso de las reservas internacionales del BCRA para pagar deuda. En referencia a este último punto, manifestó que “se acabó con el icono de la autonomía del BCRA, donde las reservas sólo servían para financiar la fuga de capitales”. Luego dejó abierta la puerta para que la Ley de Presupuesto que se presenta esta semana incorpore esta fuente de financiamiento.
Tomada agregó que “tal vez llegó la hora de que el Ministerio de Economía y el presidente del BCRA le rindan objetivos de empleo al ministro de Trabajo”. También Alfredo Calcagno, oficial principal de Asuntos Económicos de la Unctad, consideró que “la política monetaria no sólo debe enfocarse en la inflación, sino también el empleo y el crecimiento”. Según proyectó Feletti, la economía local cerraría el año con un alza de “entre 8,9 y 9,1 por ciento”.
El funcionario describió que los planes de ajuste que muchos países europeos están llevando adelante no se explican sólo por el sesgo ortodoxo de muchos de estos gobiernos, sino fundamentalmente por la disputa frente a Estados Unidos para impedir que el euro se deprecie. Por ello optarían por la “devaluación fiscal”. También advirtió que en el G-20 hay intensas presiones para liberalizar las barreras comerciales, como una forma de trasladar la crisis desde los países centrales hacia los subdesarrollados.
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