Sábado, 21 de mayo de 2011 | Hoy
ECONOMíA › EN LA REUNIóN DEL G-20 SE ALERTó POR LA ESPECULACIóN FINANCIERA CON COMMODITIES
El gobierno argentino defendió ante sus pares del G-20 la idea de que es necesario regular los mercados financieros para evitar la especulación con alimentos. Las posiciones.
Por Cristian Carrillo
El ministro de Economía, Amado Boudou, aseguró ayer que las reuniones llevadas a cabo en Buenos Aires por funcionarios del área financiera y de agricultura de los países del G-20 permitieron cambiar el rumbo de la discusión sobre el precio de los commodities. El funcionario presentó las conclusiones tras dos días de debate: “Básicamente hay un consenso de que no es la suba de los precios el principal problema, sino su volatilidad”. Francia preside actualmente el G-20 y el mandatario Nicolas Sarkozy había llamado a un mayor control de los precios de las materias primas, como una manera de combatir la inflación y la crisis alimentaria. Sin embargo, el pedido fue perdiendo apoyo, dejando lugar a la propuesta de los países productores de commodities, que solicitan un mayor control sobre el sector financiero. “Si no se regulan pasará lo mismo que (con la crisis subprime) en Estados Unidos: estallará una burbuja de materias primas”, alertó el ministro. Este debate se retomará en junio próximo, antes de la cumbre de los presidentes en Cannes, Francia, en noviembre.
“Argentina llevó una posición muy fuerte de que no puede ser la regulación de los precios agropecuarios una salida e interpretamos que esto ha sido tomado por todos. La discusión tomó otro rumbo”, comentó satisfecho Boudou al cierre del Taller de Trabajo G-20 sobre commodities. La posibilidad de un acercamiento de las posiciones más distantes, como Argentina y Francia, pudo verse en los discursos de apertura, donde el ministro de Agricultura francés, Bruno Le Maire, aclaró que no había intención de su país de controlar los precios. El debate contó también con posiciones que fueron en ese sentido, principalmente de países centrales. “Surgieron muchos puntos de vista, lo cual muestra la riqueza del debate”, expresó el ministro.
Durante la conferencia de prensa, Boudou explicó que la discusión de fondo es el “divorcio que existe entre la economía real y los mercados financieros”. “Si no regulamos los mercados de derivados podría pasar (con los alimentos) lo que pasó con la burbuja hipotecaria”, reiteró. Los países del G-20 acordaron trabajar sobre los mercados de futuros y derivados, que en opinión de varios gobiernos –entre ellos, el argentino– son los causantes de las oscilaciones de precios.
También se habló sobre un mayor control de los paraísos fiscales y el rol de las calificadoras de riesgo. “Estas (por las calificadoras) son las principales causantes de la crisis. Un ejemplo fue la caída de (la banca de inversión) Lehman”, sostuvo Boudou. El titular del Palacio de Hacienda insistió –tal como lo hizo al inaugurar el work-shop– en que la respuesta a la suba de precios es la incorporación de tecnología en el corto plazo, para aumentar la productividad, el cuidado medioambiental y la sustentabilidad a largo plazo.
“Controlar la especulación financiera es un aspecto de relevancia en la política exterior argentina, en cuanto nuestro país ha padecido, y sigue padeciendo, las consecuencias de ella. La Argentina es un actor determinante en el contexto global en contra de los paraísos fiscales y el accionar de los fondos buitre”, había expresado anoche el canciller Héctor Timerman durante una mesa de debate previa.
Los representantes del G-20 comenzaron a discutir reformas a la regulación del sistema financiero en 2008 como una manera de encontrar una solución a la peor crisis que se desataba después del crac del ’30. “Con la acción articulada de los países miembros se logró que su impacto sea mucho menor que lo que se esperaba”, recordó Boudou. Cuando la debacle internacional pareció tomarse un respiro, todas las iniciativas que se presentaron para regular los mercados financieros quedaron circunscriptas a un listado de buenas intenciones. Con el recrudecimiento de la crisis, cuya segunda vuelta se inició en varios países de Europa, y la explosiva escalada en el precio de las materias primas se desempolvaron viejas ideas y se añadieron otras con el objetivo de controlar las especulaciones. Ahora se espera que las propuestas se cristalicen en políticas y medidas aplicables. “El G-20, para mantener la credibilidad, debe mostrar resultados concretos”, concluyó Boudou.
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