Las autoridades económicas de Argentina y Brasil tendrán una oportunidad para establecer un posicionamiento conjunto en la sucesión en la conducción del Fondo Monetario Internacional. Pasado mañana, el ministro de Hacienda del país vecino, Guido Mantega, llegará a Buenos Aires para la primera reunión del Consejo Sudamericano de Economía y Finanzas de Unasur. En la cartera que conduce Amado Boudou anticiparon a este diario que ambos funcionarios aprovecharán el encuentro para intentar coincidir en el apoyo a uno de los candidatos. A nivel internacional, la contienda para ocupar la dirección del Fondo está encabezada por la ministra de Finanzas francesa, Christine Lagarde, seguida de lejos por el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens.

El neoliberal economista mexicano, autoproclamado representante de los países emergentes, sorprendió a Boudou durante una reunión que mantuvieron el viernes pasado, cuando aseguró que el FMI cometió un “error histórico al soltarle la mano a Argentina en la crisis” y aseguró que el organismo no puede tener una receta única para enfrentar las crisis. A pesar del seductor discurso de Carstens, que sorprendió a los funcionarios locales, una alta fuente del Palacio de Hacienda señaló a Página/12 que la abogada francesa “parece más inclinada para gestionar la profundización de las reformas en la estructura de gobierno del FMI”. No obstante, advierten que la abogada francesa es una de las arquitectas de los rescates y programas de ajuste diseñados por la UE y el FMI para Grecia, Portugal, Irlanda y España.

Argentina todavía no definió su voto en el proceso de selección del próximo director gerente y los colaboradores del ministro de Economía aseguran que “lo más coherente es acercar una posición común con Brasil, que al tiempo actúa dentro del FMI en tándem con China, India, Rusia y Sudáfrica”. El viernes ese proceso de acercamiento tendrá su primera instancia presencial entre Boudou y Mantega.

Hace tres semanas, los representantes en el FMI de Brasil, China, India, Rusia y Sudáfrica declararon que “es necesario abandonar la convención obsoleta no escrita que establece que el jefe del FMI debe ser necesariamente de Europa. Si el organismo quiere tener credibilidad y legitimidad, el cargo debe ser seleccionado luego de un amplio proceso de consultas. Debe tratarse de la persona más calificada”.

Por su parte, los gobiernos europeos y Estados Unidos, cuyo peso en el Consejo de Administración del FMI les otorga poder de veto, expresaron su respaldo a la funcionaria de Nicolas Sarkozy. Las autoridades de la Unión Europea enfatizan la necesidad de que el cargo continúe en manos de un “compatriota” dada la crisis estructural de la Eurozona. En tanto, algunos países como España, que comparte su espacio en el Consejo de Administración del FMI con México y Venezuela, ya comunicaron que contra su propio deseo apoyarán a Carstens.

Más allá del cuestionamiento sobre el proceso de selección abierto tras la renuncia de Dominique Strauss-Kahn, acusado de violación y abuso sexual, los países en desarrollo reclaman una mayor representación en la conducción del Fondo. En ese sentido, Brasil, China, India, Rusia y Sudáfrica reclamaron que el próximo titular del organismo “sea una persona comprometida con el proceso de cambio y reforma de la institución acorde a la nueva realidad de la economía mundial”. En Economía consideran que Lagarde, encargada de llevar adelante las negociaciones del Club de París con Argentina, es la candidata más apropiada para “gestionar” una efectiva democratización del FMI.

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