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“Póntelo, pónselo”

 Por Martín Granovsky

En 1990, cuando el sida atacaba duro, el gobierno español promocionó el uso de preservativos con este lema: “Póntelo, pónselo”. El slogan podría aplicarse a las decisiones que ayer tomó Unasur, entre ellas el estudio de la puesta en marcha de un fondo regional de reservas para apagar incendios y el apuro en la construcción del Banco del Sur para créditos de largo plazo.

El cuidado mutuo a escala sudamericana y entre Estados de diferente orientación política es una novedad que no se dio en ninguna crisis mundial anterior. La noticia adicional del “Póntelo, pónselo” es que esta vez los gobiernos quieren que los pueblos sigan teniendo sexo, o sea actividad económica y crecimiento, y no deban optar por la abstinencia de una nueva recesión.

En el caso argentino, además, la crisis mundial y la respuesta de Unasur ocurren en medio del debut de las primarias universales y obligatorias y a menos de tres meses de las presidenciales del 23 de octubre.

Las coincidencias explican por qué tanto Cristina Fernández de Kirchner como Amado Boudou le dieron tanta importancia al tema en sus mensajes del miércoles en el Coliseo, cuando consagraron la precandidatura de la fórmula oficialista CFK-Boudou para este domingo.

Boudou, que ayer fue el anfitrión de la cumbre de Unasur, dijo que “en este momento tan difícil del mundo tenemos con qué ir a pedir el voto”. Definió la crisis como “turbulencia” y aclaró que “no nos pone contentos”. Después de reivindicar la estatización de las AFJP, criticó a las calificadoras de riesgo y recordó que a comienzos de la crisis mundial desatada en el 2008 “ninguna consultora nos recomendó prestarle a la filial argentina de General Motors como decidió hacerlo la Presidenta”. También dijo preferir Unasur a las relaciones carnales, una alusión al alineamiento automático con los Estados Unidos del gobierno de Carlos Menem.

Cristina prometió “seguir hablando en los foros internacionales del cambio de paradigma”. Dijo que cuando los ciudadanos reclaman igualdad “no piden que los gobernantes les solucionen la vida: están pidiendo que les dejen la utopía de, por lo menos, soñar con que podemos progresar, ser iguales, traer hijos al mundo con la esperanza de que el mañana será mejor”. Si Boudou pidió el voto derecho viejo, la precandidata lo hizo de manera implícita: “La gente necesita alegría, valor, coraje, y que se genere tranquilidad en medio de la turbulencia”.

“La tranquilidad somos nosotros”, sería la traducción electoral de ambos discursos. Mañana se probará a nivel nacional si ésa es también la percepción popular sobre el Gobierno. En términos de la relación entre la crisis mundial y el voto, al menos las primarias se realizan sin una catástrofe argentina de por medio. De aquí al 23 de octubre nadie puede adivinar el futuro, pero es sintomático que la crisis internacional no sea el tema elegido por los candidatos de la oposición para castigar al oficialismo. Eduardo Duhalde se presenta como el más experimentado para unir a los sectores productivos. Hermes Binner, como la garantía de honestidad y reforma posible mientras promete bajar la inflación. La inflación también es el tema de Ricardo Alfonsín, pero el precandidato a vice Javier González Fraga dijo que la crisis mundial “no perjudica a la Argentina en el corto plazo” incluso “a pesar de los errores que comete el Gobierno”. Sí podría ser dañina una eventual “recesión mundial porque China y Brasil van a crecer menos” y entonces “el país va a tener menores precios para exportar y tendrá menos saldos comerciales positivos”.

Uno de los dos gigantes, Brasil, es el principal socio político, económico y comercial de la Argentina.

Guido Mantega, ministro de Hacienda de Dilma Rousseff, dijo que “la región está más preparada que otros países porque no tenemos problema de deuda y tenemos más dinamismo que los países avanzados; ésa es la diferencia fundamental”.

Alexandre Tombini, presidente del Banco Central brasileño, acaba de sostener que, como en el 2008, Brasil confía en la fuerza del mercado interno para mantener la economía en pie. Dijo que alrededor de 35 millones de personas ingresaron a la clase media en los ocho años de gobierno de Lula, del primer día de 2003 al último día de 2010, y 25 millones superaron la línea de pobreza. A juicio de Tombini, las reservas brasileñas de 350.000 millones de dólares serían una vacuna contra la contaminación mundial, lo mismo que las mayores restricciones al movimiento de dólares.

Incluso el más ortodoxo Henrique Meirelles, ex presidente del Banco Central durante Lula cuando se produjo la caída de Lehman Brothers y hoy a cabeza del Consejo Público Olímpico para 2016, dijo al diario O Estado de Sao Paulo que la chance mayor de contagio para Brasil no está en las finanzas sino en el comercio. Eso, claro, si se produjera una caída de los precios de las materias primas y una reducción de las exportaciones brasileñas. El economista dijo que la lección de 2008 es que el Banco Central debe reaccionar “a situaciones reales y no a lo que debería ser”. Hoy, lo que hay es un aumento de las deudas de los Estados en crisis y la “consecuencia contractiva de los programas de austeridad”. Según Meirelles, los Estados Unidos generan preocupación porque “el desempleo sigue alto y las empresas no están invirtiendo” en condiciones de “demanda privada débil y con posibilidades limitadas del gobierno de ejercer un mayor estímulo fiscal”. Más allá de su previsión sobre una economía mundial que puede contraerse, el ex presidente del Banco Central también registró que “cae el precio de los activos por el aumento de la aversión al riesgo”. En su opinión, el mundo sufrió un problema de caída de demanda generada por la crisis en el crédito y por el desempleo y hoy la característica es la cuestión fiscal. “Es preciso distinguir bien la situación de Brasil respecto de la situación de los Estados Unidos y Europa”, tranquilizó Meirelles. “La situación fiscal brasileña es muy cómoda comparada con la mayoría de esos países. Hay que ser prudente, pero Brasil no tiene un problema fiscal. Solo precisa tener cuidado para no llegar a tenerlo.”

Práctico, Meirelles hizo la salvedad de que la situación “puede cambiar cada 24 horas”. Por eso también el “Póntelo, pónselo” adoptado por Unasur para el sexo seguro.

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Imagen: Daniel Dabove
 
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