La actividad económica creció 4 por ciento en marzo y cerró el primer trimestre con un avance de 4,8 por ciento, informó ayer el Indec. Esos valores marcan una desaceleración frente a 2011, que registró una suba de 8,9 por ciento, aunque frente a otros países de la región y del Hemisferio Norte representan un crecimiento razonable. Buena parte del menor empuje económico responde a la moderada evolución de la industria. El Gobierno y algunos sectores empresarios advierten que esa situación se monta sobre un escenario record en muchos sectores fabriles, que sostuvieron en los últimos años tasas de crecimiento muy altas. Las causas que subyacen a la desaceleración son múltiples. Se destaca el impacto de la crisis europea, por la vía comercial; la incertidumbre generada alrededor del mercado cambiario, que repercute tanto sobre las decisiones de consumo como de inversión, y el estancamiento de Brasil.

El año pasado se registró un record de actividad en varios sectores, después de tasas de crecimiento interanuales en general superiores al 9 por ciento y un promedio de 8,9 respecto de 2010, año que a su vez mostró un avance del 9,2 por ciento frente a 2009. La desa-celeración en el nivel de actividad comenzó en diciembre, con un 5,6 por ciento, y luego se redujo a 5,5, 5,2 y 4 por ciento en enero, febrero y marzo, respectivamente. En la comparación mensual hay cierta mejora, ya que en los primeros tres meses la variación fue de -0,4, 0,3 y 0,5 por ciento.

La industria siguió de cerca el desempeño general. Mientras que en el segundo trimestre de 2011 la suba anual fue de 8,4, en el último trimestre de ese año la variación fue de 3,4, y los primeros tres meses de 2012 registraron un avance de 1,1 por ciento. La industria alimenticia avanzó en ese período 1,1 por ciento, por la baja en la molienda de cereales y oleaginosas, mientras que el sector textil bajó 6,2 por ciento, a partir de caídas en hilados de algodón, fibras sintéticas y artificiales y tejidos. También cayeron papel y cartón y refinación de petróleo. En tanto, los sectores que en los últimos años traccionaron el crecimiento manufacturero moderaron su evolución.

El caso más resonante es la industria automotriz, que sólo avanzó en el primer trimestre 1,2 por ciento. El año pasado el sector creció 15,7 por ciento, al llegar a un record histórico de 828.771 autos. Las razones de ese freno se encuentran principalmente en la menor demanda externa. Mientras que en el primer trimestre las colocaciones en el mercado interno subieron un 12 por ciento, en función del dato de patentamientos, las exportaciones a Brasil, donde se dirige el 76 por ciento de las ventas externas, acumularon una baja de 22,6 por ciento. En términos globales, la industria brasileña cayó un 3 por ciento en el primer trimestre. El país vecino absorbe el 20 por ciento de todas las exportaciones argentinas, que crecieron 8 por ciento en el acumulado de 2012.

Otro sector que redujo su crecimiento fue la siderurgia, ya que en los primeros tres meses avanzó sólo 0,3 por ciento, a raíz de una sensible caída en la producción de aluminio primario. Registraron un mejor rendimiento la industria metalmecánica, con una suba en el trimestre de 6,3 por ciento; la actividad vinculada con los materiales de la construcción y la industria química.

Como termómetro de la demanda, el Indec registra que las ventas en los supermercados a precios constantes crecieron en marzo un 11,2 por ciento y 2,7 en los grandes centros de compra. Por su lado, la demanda de bienes producidos en el extranjero, equivalente a las importaciones, cerró sin variación en el primer trimestre. Esa variable guarda una fuerte relación con la evolución de la inversión en maquinarias y equipos, en su mayoría importados, y con la marcha de la industria, que adquiere insumos en el exterior. También la estricta política comercial explica parte del magro desempeño importador.