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La misión del Fondo Monetario que hoy aterrizará en Buenos Aires no se entrevistará ni con Carlos Menem ni con Néstor Kirchner, los dos candidatos que definirán en ballottage la elección presidencial el próximo 18 de mayo. El vocero del FMI, Francisco Baker, disipó ayer esa duda, para evitar suspicacias sobre los condicionamientos que busca imponer el organismo al nuevo gobierno. La misión será meramente técnica y estará abocada a revisar las metas fiscales del primer trimestre que, según dicen en Economía, “se cumplieron con holgura”. Los burócratas de Washington esperarán hasta después del 25 de mayo, cuando asuma la nueva administración, para plantear sus exigencias que, se descuenta, incluirán el reclamo de más ajuste fiscal para hacer más atractiva la renegociación de la deuda con los acreedores extranjeros. Entonces, el Fondo tendrá otra vez la sartén por el mango, porque en agosto, cuando expira el programa anudado por Lavagna, vencen unos 3 mil millones de dólares con los organismos internacionales, que sólo podrían refinanciarse si Washington aceptara un nuevo acuerdo.
El ajuste que demandarán acreedores y FMI es tan grande que hasta el ortodoxo titular del Banco Central, Alfonso Prat Gay, rechazó la necesidad de semejante apretón fiscal. “Con un superávit fiscal primario de 3 o 3,5 por ciento alcanza”, explicó Prat Gay, y dijo que no era necesario un superávit de 4 a 5 por ciento, como piden algunos analistas de Wall Street. “Si es posible o no, se lo dejo decidir a los economistas, pero no es necesario”, aseguró. El titular del Central se encuentra en Washington participando de una serie de seminarios. En uno de esos foros, el embajador argentino Eduardo Amadeo, ante la pregunta de un inversor, respondió que era “una locura” exigir a la Argentina un superávit fiscal de 4 por ciento o más.
Sea como fuere, a partir de hoy, la misión del FMI, encabezada por el nuevo delegado del organismo en la Argentina, John Dodsworth, se encargará de auditar las metas del primer trimestre del año. En ese período, el Gobierno se comprometió a obtener un superávit primario (antes del pago de intereses de la deuda) de 1500 millones de pesos, que fue superado en unos 280 millones de pesos según las cifras que manejan en la Secretaría de Hacienda. En tanto, en Economía calculan que en abril el superávit rondaría los 600 millones de pesos, con lo cual también se alcanzaría sin dificultades la meta de 2100 millones de superávit pautada para el primer cuatrimestre. Dodsworth, quien llegará al país secundado por un equipo de nueve técnicos, era hasta ahora el segundo de Anoop Singh en el Departamento del Hemisferio Occidental. Del equipo fondomonetarista también participará el experto en temas bancarios David Holschire, quien tendrá a su cargo la supervisión de las metas monetarias, acordadas con el Banco Central.
“Los representantes del FMI no se reunirán con los candidatos, porque ya lo hicieron en su momento y conocen sus propuestas”, aclaró ayer Francisco Baker, vocero del Fondo para América latina. Vale recordar que hace poco más de dos semanas, un equipo de economistas de Menem liderados por Pablo Rojo se entrevistó con las máximos directivos del Fondo, y días después hizo lo propio Roberto Lavagna, en su doble rol de ministro de Economía y referente económico de Néstor Kirchner.
Baker quitó cualquier connotación política a la misión y se preocupó por definirla como una visita de rutina con el objetivo de “hacer la última revisión del acuerdo transitorio firmado a principios de año”.
La verdadera negociación vendrá después del 25 de mayo, cuando Washington reclame un “acuerdo de largo plazo”, como requisito para refinanciar los vencimientos de la Argentina con los organismos internacionales entre agosto y diciembre, que suman más de 6 mil millones de dólares.