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El nuevo Indice de Precios al Consumidor Nacional y Urbano (IPCnu) permitirá medir las variaciones no sólo a nivel país y por regiones, sino también en diferentes sectores de la actividad económica y por grupos sociales. La nueva herramienta que el Indec tiene en proceso de elaboración junto a un gran número de universidades nacionales y que estaría disponible para su uso antes de fin de año, reemplazará al actual IPC que se estima en base a encuestas que solamente abarcan la Capital Federal y partidos del conurbano. Cumplirá, además, con las exigencias técnicas y de confiabilidad reclamadas por los organismos internacionales y, en particular, del FMI, al que las autoridades argentinas le solicitaron un monitoreo sobre este indicador.

A través del IPCnu, según el documento técnico sobre el cual trabajan el Indec y las universidades, se podrá calcular las tasas de evolución de precios específicas para grupos sociales, como pensionados o los hogares de bajos ingresos. También permitirá verificar las diferencias de evolución de los precios entre regiones urbanas y rurales, los precios que se perciben en cada escalón de la cadena comercial (índice de precios al productor) diferenciado según el destino (inversión, comercial) o comprador (consumidor privado o Gobierno).

Uno de los ejes de discusión para la elaboración y desagregación del nuevo índice fue la consideración de los numerosos usos a los que se puede aplicar el índice de precios, lo cual “hace poco probable que un mismo índice cumpla satisfactoriamente con las necesidades de todas las aplicaciones”. De allí que, en base a la experiencia estadística en otros países, se procurará adecuar los índices a la variedad de fines requeridos: contratos, pagos de derechos de seguridad social, remuneraciones al trabajo, etcétera. En cada caso, se apunta a la elaboración de índices que reflejen “la cobertura del grupo en cuestión”, es decir, la canasta más aproximada a sus modalidades de consumo.

Se señala en el documento, como ejemplo, que las ponderaciones de un IPC utilizado para indexar jubilaciones deberían abarcar solamente los gastos de la población de pensionados y excluir productos que presuntamente puedan resultar irrelevantes para los hogares más pobres, tales como

bienes o marcas de lujo. Del mismo modo, el IPC que se utiliza para comparar con la evolución de sueldos debería excluir ciertos gastos propios de sectores de grupos de población del muy alto nivel de ingresos. En oportunidad del encuentro de las autoridades del Indec con representantes de quince universidades nacionales, hace hoy una semana, la directora del organismo, Ana María Edwin, destacó la imprescindible participación de las casas de estudios de cada región en la elaboración de los nuevos indicadores. “Los procesos de transformación se dan a partir de lo que acontece en los territorios, que son los que mejor pueden dar cuenta de lo que se vive en ellos”, apuntó entonces.