Lunes, 20 de mayo de 2013 | Hoy
ECONOMíA › ENTREVISTA A BERNARDO KLIKSBERG, EL GURú DE LA GERENCIA SOCIAL
El economista presenta hoy en la UIA su libro Etica empresaria. En diálogo con Página/12, analizó el papel del empresariado y reveló que está asesorando a unos 500 ejecutivos de la petrolera YPF en las prácticas de responsabilidad social.
Por Cristian Carrillo
“Dentro de la Unión Industrial hay empresas totalmente egoístas, pero también las hay interesadas en la Responsabilidad Social Empresaria (RSE)”, afirma Bernardo Kliksberg, gran maestro de la Universidad de Buenos Aires y gurú de la Gerencia Social, quien hoy presentará su nuevo libro Etica Empresaria en esa entidad fabril. El pionero de la ética para el desarrollo insistió ante Página/12 en la necesidad de que los empresarios “tengan en cuenta lo que es bueno para el país en cada análisis económico que realicen”, en referencia a las presiones que los grupos concentrados ejercen para una mayor devaluación de la moneda a costa del poder adquisitivo de los trabajadores. Kliksberg asesora actualmente a unos 500 ejecutivos de la petrolera YPF en las prácticas de responsabilidad social, a partir de un pedido del presidente de la compañía, Miguel Galuccio, y otros 300 altos directivos dentro del programa que lleva adelante el titular de la Anses, Diego Bossio.
–¿Por qué presenta su nuevo libro ante la UIA?
–La conducción de la UIA mostró gran entusiasmo sobre el tema. No es la primera vez. El año pasado di una charla en la conferencia anual de la entidad. En el interior de esa organización hay empresas totalmente egoístas y empresas muy interesadas en la responsabilidad social empresaria. Las cosas no son estáticas, dependen de lo que se haga con esto y de poder llevar el tema al centro del debate. Lo que tienen que entender los empresarios es que con estas prácticas las empresas no pierden sino que, por el contrario, ganan.
–Cuando presionan con el tipo de cambio no parece importarles el resto de la sociedad.
–La idea es buscar un cambio estructural, con medidas de largo plazo. Estamos buscando una nueva generación de empresarios. Si se ejerce la responsabilidad empresaria gana la empresa y gana el país. Tienen que tener en cuenta lo que pasa en el país y deben jugar en favor de lo que sea bueno para toda la sociedad. En cada situación concreta eso debe ser parte de sus análisis económico-financieros. Por ejemplo, les dije a los de la CAME que el programa de la Asignación Universal por Hijo (AUH) parece hecho para ellos. El desembolso del 1,2 por ciento del producto bruto argentino tiene como destino compras de las familias en pequeños negocios.
–¿Cuál es la situación de la RSE en el país?
–El debate sobre ética empresarial está congelado y es muy pobre. Hay quienes niegan directamente la existencia de la responsabilidad empresaria y los que piensan que es impracticable. Eso es negar los matices de la realidad. No se puede colocar a todas las empresas en la misma bolsa. En el mundo hay empresas que permiten una matanza de obreros, como en Bangladesh, y otras, como Natura, número dos del mundo en responsabilidad social empresaria, que comparte las utilidades con sus obreros. Las empresas evidencian tres etapas: egoísmo total, filantropía y responsabilidad empresaria. En Argentina hay unos pocos avances en filantropía.
–¿Esas no son responsabilidades del Estado?
–No se les pide que reemplacen al Estado. Eso es una falacia. Lo que se pretende es que el empresariado sea un aliado del Estado en los grandes problemas de la sociedad en su conjunto y no, como en la actualidad, un obstáculo.
–¿Qué convierte a una empresa en socialmente responsable?
–La empresa debe cumplir con cinco puntos: tener una excelente política de personal –posibilidades reales de desarrollo, aprendizaje y no discriminar–, cuidar a los consumidores y ofrecer productos saludables, impulsar una política de desarrollo sustentable, ser transparente y realizar una inversión social muy alta.
–¿Una empresa minera o petrolera puede ser socialmente responsable?
–State Oil es un caso. La empresa es la número uno en transparencia internacional y está entre las mejores cien del mundo en desarrollo sustentable. Eso no le impide ser eficiente y obtener grandes beneficios. El modelo que Galuccio pretende para YPF también es un ejemplo. Las actividades que claramente atentan contra el ser humano son las que realizan las tabacaleras o la industria de las armas.
–¿Está asesorando a YPF en RSE?
–Sí. Estoy dictando a pedido de Galuccio un programa de liderazgo con 500 gerentes en las ideas de responsabilidad social empresaria. También fui convocado por Diego Bossio para participar en un programa de alta gerencia para directivos de la Anses.
–¿En los nuevos planes de YPF se están tomando en cuenta estas cuestiones?
–YPF es un orgullo para el país. En esta etapa no sólo se toman en cuenta estas cuestiones, sino que son centrales para la toma de decisiones. La empresa termina de desarrollar una serie de programas sociales en Las Heras, principal localidad petrolera y una de las más pobres del país.
–¿Qué encontraron en YPF de la administración Repsol?
–Sólo filantropía, pero YPF ahora está tratando de dar el salto y de reconvertirse a la RSE. Lo está tratando de hacer genuinamente, para mejorar el compromiso social.
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