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El plan de Salvemos al Tren legó a manos de De Vido

La información que le elevó al ministro el grupo de intendentes y organizaciones de base muestra el deterioro del servicio en manos privadas. Se oponen a que se renueven los contratos.

 Por David Cufré

Hace diez años, cuando arrancó el proceso de privatizaciones ferroviarias, en la Argentina había 40 mil kilómetros de vías operativas, por las que circulaban trenes de pasajeros a un promedio de 80 kilómetros por hora. La actividad empleaba a 100 mil personas. En este momento, los trabajadores ferroviarios son 15 mil y las vías en funcionamiento rozan los 7 mil kilómetros, con trenes que pueden circular, literalmente, a 5 kilómetros por hora en la mayor parte de la red. La Comisión Nacional Salvemos al Tren entregó ayer estos datos, junto a una montaña de carpetas con información y propuestas, al ministro de Planificación, Julio De Vido.
La respuesta del ministro fue que el Gobierno está analizando cómo implementar un servicio eficiente, pero dentro del marco de la renegociación de los contratos existentes. Un primer objetivo es que haya un servicio de calidad en las conexiones de Buenos Aires con Rosario, Córdoba y Tucumán. También dijo que las inversiones en obras volverán a estar en manos del Estado, en lugar de girar esos recursos a los actuales operadores.
Los planes oficiales se encuentran en una etapa preliminar. La cartera que conduce De Vido recién empieza a definir los conceptos que marcarán su gestión. Uno de ellos, según mencionó ayer, es que el Estado tendrá un rol activo para que los ferrocarriles vuelvan a funcionar de manera adecuada. La forma de hacerlo será encarar “una revisión a fondo de lo que hicieron y lo que hacen los concesionarios”, para después renegociar los contratos con esos mismos actores. Los intendentes, diputados provinciales, representantes de los gremios ferroviarios y de los desocupados de ese sector que integran la Comisión Salvemos al Tren quedaron desencantados con esa última respuesta.
La idea que los guía es terminar con los contratos que llevaron el servicio ferroviario a su agonía actual. En su lugar, proponen recrear una empresa nacional, que reactive los talleres cerrados, reponga los destinos clausurados y alcance niveles de eficiencia a estándares internacionales. El primer logro que pueden mostrar en camino a ese objetivo es haber conformado una fuerza pujante. En el encuentro de ayer con De Vido estuvieron presentes delegados de una docena de localidades de las provincias de Buenos Aires y La Pampa –algunos de ellos funcionarios y otros ligados al tren por distintos motivos–, dirigentes sindicales –como los que el martes dejaron pasar gratis a los pasajeros de las ex líneas Mitre y Sarmiento–, ex trabajadores y especialistas del sector.
“Lo primero es terminar con las concesiones, porque el ferrocarril es como el hospital: tiene que maximizar el bien común. Esa idea es incompatible con la rentabilidad que busca cualquier empresa privada, y más con la de estos concesionarios, que destruyeron al sistema”, puntualizó Norberto Rosendo, secretario de la Comisión, en diálogo con Página/12. De allí que el balance del encuentro con De Vido haya sido opaco. Por un lado, celebraron que el Gobierno los haya recibido y, sobre todo, que el ministro haya decidido convocarlos para que lo asesoren de manera permanente. Claro que hay una distancia importante entre lo que la Comisión tiene para decirle y lo que De Vido está pensando. Y eso es lo que dejó un sabor a desilusión. Hoy a las cinco de la tarde manifestarán en el hall central de la estación de Constitución.
El ministro sostuvo que “es una decisión del Presidente reestablecer un sistema ferroviario adecuado para la Argentina”. Un primer proyecto es que haya un servicio moderno para los trayectos de larga distancia, empezando por las conexiones de Buenos Aires con Córdoba, Rosario y Tucumán. Otra idea es reabrir el taller de Tafí Viejo, en Tucumán. En ese punto, la Comisión le advirtió que se acaba de cerrar el taller de Tolosa y se está cerrando el de Mechita.
Por otra parte, De Vido adelantó que el Gobierno retomará el control de las obras y de la planificación de redes. El mantenimiento, en cambio, seguirá siendo responsabilidad de los concesionarios. Rosendo locuestionó, ya que a raíz del pésimo mantenimiento de las vías, los trenes de pasajeros no pueden circular por una enorme cantidad de kilómetros en todo el país, aunque sí puedan usarlas, muy despacio, los servicios de carga.

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Llegó la hora de revisar los contratos de las privatizaciones.
 
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