EL PAíS
Kirchner estará el 23 en la Casa Blanca con Bush
La invitación fue realizada por el presidente norteamericano y causó sorpresa en el gobierno argentino. El patagónico aceptó el convite, previsto inicialmente para septiembre.
Por Martín Piqué
La invitación llegó el mismo día en que iniciaba el regreso desde Europa y terminaba su primer viaje como presidente. Era un telegrama fechado en Washington y escrito en inglés. Sin demasiados preámbulos, su par estadounidense, George W. Bush, lo invitaba a una visita oficial para el miércoles próximo. La noticia lo entusiasmó mucho, como a toda la comitiva que pasaba sus últimas horas en Madrid. “Agradecemos la invitación, que consideramos muy importante y por supuesto aceptamos”, dijo entonces Néstor Kirchner en una conferencia de prensa convocada sólo para anunciar la novedad. El convite significaba un cambio con respecto al plan original, que preveía una reunión en septiembre. En Buenos Aires, fuentes oficiales confiaron que Bush ordenó adelantar la cumbre para que no se postergara por las vacaciones de verano en el hemisferio norte.
El anuncio oficial de la invitación norteamericana alteró los planes de la delegación que acompañaba al Presidente. El propio Kirchner improvisó una conferencia de prensa con los periodistas que lo seguían en la gira, mientras que el ministro de Economía, Roberto Lavagna, leyó en voz alta el telegrama que habían recibido de Estados Unidos. El texto leído por Lavagna coincidía exactamente con las palabras del vocero de Bush, Scott McClellan, y también con el contenido de un comunicado difundido por la embajada estadounidense en Buenos Aires.
“Ambos líderes (Bush y Kirchner) discutirán sobre la relación bilateral entre Estados Unidos y la Argentina, y sobre formas de trabajar juntos para el avance del crecimiento económico y la prosperidad, y la promoción de la paz, la libertad y la estabilidad”, dijo McClellan en la Casa Blanca. En tanto, el comunicado de la embajada agregaba la frase “estrecha cooperación” para describir la relación de los dos países. “Sería inventar la rueda decir algo diferente de lo que dice el comunicado de la Casa Blanca”, dijo a Página/12 el embajador argentino en Washington, José Octavio Bordón, que asumirá su cargo el martes próximo.
La oportunidad que eligió el gobierno norteamericano para invitar a Kirchner no pasó desapercibida en Europa, ni tampoco entre los miembros de la comitiva que acompañaban al Presidente. Ayer era el último día de la gira por Londres, París, Bruselas y Madrid, en la que la comitiva argentina obtuvo dos logros, al menos, respetables: la promesa del francés Chirac y del alemán Schroeder de interceder ante el FMI para lograr un acuerdo con el país. Cuando le preguntaron si eso tenía que ver con la invitación de Bush, Kirchner dijo que él no hace “esos juicios de valoración” y que estaba “abierto a discutir con cualquier país”.
En Buenos Aires, mientras, fuentes oficiales atribuyeron el adelantamiento de la reunión con Bush al calendario del hemisferio norte: las vacaciones de verano coinciden allí con todo el mes de agosto, y los presidentes norteamericanos suelen descansar hasta septiembre. Por lo tanto, decían ayer en el Gobierno, la visita de Kirchner podría haberse postergado hasta octubre si se mantenía la agenda inicial. “La administración de Bush se mueve con agilidad y construye el protocolo según las necesidades”, dijo a Página/12 un funcionario que suele tratar con los estadounidenses. También reaccionaron con agilidad en la delegación argentina: el canciller Rafael Bielsa volará directamente a Washington desde Madrid para llegar con tiempo a la reunión Bush-Kirchner.
La reunión del miércoles será el primer encuentro personal de los presidentes, aunque la relación ya tuvo un par de contactos telefónicos. El primero fue el 23 de mayo, antes de que Kirchner asumiera la Presidencia, cuando Bush invitó a Washington al entonces candidato electo. Hasta ese día, el contacto de Kirchner con los estadounidenses había sido nulo, mejor dicho inexistente: contrariando una costumbre casi instalada para los partidos mayoritarios, en la campaña el santacruceño no se había reunido con el embajador norteamericano. Ya en la Presidencia, Kirchner combinó la diplomacia con varias señales para mostrar su compromiso con el Mercosur –primer viaje a Brasil– y su pragmática búsqueda de alianzas –visitar Europa antes que EE. UU.–. Algo similar sucedió con el secretario de Estado, Colin Powell, quien testeó el clima para un “acuerdo bilateral” como el que firmó Chile. Como la Argentina y Brasil prefieren negociar en bloque, el canciller Bielsa se limitó a dilatar la cuestión: “Fue el resultado de doce años de trabajo”, aseguró entonces. Con esa agenda se encontrará Kirchner en Washington.