ECONOMíA › EL JUEGO POLITICO DE LA PUJA NACION-PROVINCIAS

Los une el miedo al vacío

 Por Felipe Yapur

Eduardo Duhalde está confiado. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, también. El ministro del Interior, Rodolfo Gabrielli, espera con ansias las cinco de la tarde. Es que los tres aseguraron anoche, casi al unísono, que la firma del acuerdo con los gobernadores por la coparticipación federal está a un paso de concretarse. De ser así, sostienen, la aprobación del Presupuesto 2002 será un mero trámite administrativo. Sin embargo, entre los mandatarios provinciales todavía reina la incertidumbre. No sólo porque todavía no hay nada firmado y hay varios cabos sueltos. Sino que, además, algunos no saben si el gobierno de Duhalde durará lo suficiente como para aplicar ese acuerdo.
Hasta tanto se defina la continuidad o no de la administración duhaldista, los gobernadores no quieren quedar como los que dieron el brazo a torcer frente a la presión del Gobierno y mucho menos los que empujaron al vacío al bonaerense. Los inquilinos de la Rosada, en tanto, buscan dar una imagen de firmeza para ahuyentar los fantasmas de debilidad y satisfacer las exigencias del Fondo Monetario Internacional. Y como para que no quedaran dudas, anoche, el propio Gabrielli aseguró –tras su reunión con los ministros de Economía de las provincia– que “esta propuesta está en línea con lo que pide el FMI y significa un gran alivio”.
El ministro habló mientras los funcionarios se retiraban con la última propuesta oficial que, entiende el mendocino, “supera las expectativas de los gobernadores”. Pero todo indica que en el entusiasmo oficial hay cierta desmesura.
Desde la vereda de los gobernadores, el misionero Carlos Rovira dijo que el acuerdo se alcanzará en tanto y en cuanto “no se resignen recursos”. El pampeano Rubén Marín afirmó que “tengo una predisposición no muy buena porque mi provincia es la única que no ha recibido lo que las demás (por los fondos coparticipables)”. Y el santacruceño, Néstor Kirchner, remarcó que en las negociaciones hay “un poco de fuegos artificiales” por parte del gobierno central que, mientras negocia con los organismos internacionales, “le hecha la culpa de la demora a las provincias”.
El tema es que los mandatarios reconocen que es necesario renegociar la coparticipación, pero se resisten a quedar como los responsables de la debacle nacional. “Esto ya lo sufrimos con (Domingo) Cavallo y no pretendemos que se repita ahora con un gobierno justicialista”, se quejó un mandatario norteño ante este diario. Por otro lado, temen que se esté extendiendo demasiado la negociación y que ello contribuya a debilitar aún más al frágil gobierno de Duhalde. “Lo que no entiende el Presidente es que la coparticipación es un tema fundamental. Para ello es preciso poder político real y ni siquiera nosotros hoy lo tenemos. Lo que acordemos ahora es provisorio. Luego de las elecciones del 2003 habrá que sentarse a conversar de nuevo pero en serio”, agregó la misma fuente.
La jugada del gobierno es arriesgada. Pretende cerrar el acuerdo con los gobernadores a la cinco de la tarde. Sesenta minutos más tarde se reunirá con el bloque de diputados del PJ. Si firmó el acuerdo, no habrá problemas y el presupuesto 2002 será prácticamente una anécdota.
Pero los dramas del Presidente no terminará allí. Una vez que Diputados apruebe el Presupuesto le tocará el turno a los senadores. Pero si quedó algún cabo suelto, algo que a los gobernadores de las provincias chicas no les convenció, tienen en la Cámara alta muchas más posibilidades de presionar y modificar algunos puntos del acuerdo por la coparticipación.

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