Jueves, 7 de noviembre de 2013 | Hoy
ECONOMíA › OPINIóN
Por Gerardo Venutolo *
Los argentinos padecemos un cierto trastorno que daña nuestra economía, el desarrollo industrial y, por lo tanto, la inversión y la competitividad de los bienes producidos en el país. No logramos plasmar nuestras cualidades en un resultado exitoso como nación.
¿Por qué, a pesar de los valores que tenemos, no logramos generar un país desarrollado a nivel global? Tenemos riquezas naturales, territorio, diversidad climática y, además de otras cualidades, un ambiente cultural creativo y diversificado.
Contamos con los mejores recursos humanos de la región y podemos competir en capacidad y creatividad con un alto nivel en cualquier situación. Más aún, estamos entrenados para ser pilotos de tormentas y administrar recursos escasos para lograr resultados impensados. La mayoría de los emprendedores y fundadores de empresas han dado muestra de ello. Basta con recorrer las historias de vida de muchos emprendedores para comprender en hechos concretos la potencialidad y la creatividad que subyace en la gran parte de nuestra sociedad.
Probablemente los argentinos padecemos una “enfermedad” que nos impide lograrlo.
Esta enfermedad se manifiesta cuando hablamos mal de nuestro país en el exterior y de nosotros mismos como sociedad. Difundiendo en todas las tribunas y medios de comunicación posibles que la Argentina es un pésimo país para vivir, producir e invertir, y generando la mayor publicidad posible para difundir los males que creemos que nos amenazan.
Si un CEO de una gran compañía productora de bienes invita a potenciales clientes a su empresa, ¿cuáles son los argumentos para vender? ¿Lo que se hace bien o difundir los defectos que en cualquier organización humana siempre hay y por los que día a día se gestiona para mejorar?
Esta enfermedad también se manifiesta cuando se organizan conferencias para convocar a disertantes que sólo se enfocan en diagnósticos y pronósticos tan dramáticos y paralizantes que desalientan cualquier tipo de emprendimiento, inversión y ambiente de negocios. ¿A qué responden estas conductas? ¿Es “amor” a la Patria o a otros intereses?
La “enfermedad argentina” sería entonces el término que resume las conductas de una sociedad que, siendo individualmente valiosa, no logra articular en conjunto una visión de trabajo en favor del país, en cualquier circunstancia y con cualquier gobierno que surja del ejercicio de la democracia. Si esta falta de articulación de una conducta proactiva en favor del crecimiento es “espontánea” o producida por “actores o culturas infiltradas” (como la publicidad de la silla rota contra la industria nacional y a favor de la importación), es una cuestión que deberíamos analizar de cara a resolver esta “debilidad” de la sociedad argentina y trabajar en conjunto, y en forma constructiva, con el fin de plasmar de una vez por todas el desarrollo definitivo de nuestro país.
* Presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (Adimra).
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