El Gobierno extendió el blanqueo de ahorros en dólares por tres meses más, hasta el 31 de marzo. La medida no se acercó hasta ahora al objetivo inicial de recaudar 4 mil millones de dólares. El Certificado de Depósito de Inversión (Cedin) registra una suscripción total de 570 millones de dólares, a partir de 12.752 operaciones. De ese total, se canjearon 4842 certificados, por 274,3 millones de dólares. En tanto, la inversión en Bono Argentino de Ahorro para el Desarrollo Económico (Baade) no superaría los 100 millones de dólares, aunque no hay datos oficiales. Más allá de la baja receptividad del blanqueo para captar divisas que alivien la restricción externa, la medida sí generó inicialmente un cambio de expectativas en el mercado del dólar “blue”, que en el momento del anuncio cortó con una racha alcista que lo había llevado en junio a 10,45 pesos.

El decreto oficial indica que por “razones operativas y con la finalidad de permitir que una mayor cantidad de sujetos interesados puedan exteriorizar sus tenencias y acogerse a los beneficios dispuestos en la Ley Nº 26.860, se hace necesario disponer una nueva prórroga por un plazo de tres meses calendario de los plazos previstos en el régimen de dicha ley”. El Cedin es un certificado que se cambia por dólares billete y que se puede utilizar, por ejemplo, para adquirir propiedades y terrenos. El Baade es un bono que vence en 2016 y tiene una tasa de interés anual del 4 por ciento.

La historia del blanqueo versión 2013 comenzó el 7 de mayo, cuando el equipo económico de aquel momento anunció la medida y el envío de un proyecto de ley al Congreso. Los funcionarios explicaron entonces que había 40 mil millones de dólares en negro dentro del país y entre 120 y 160 mil millones en distintas plazas financieras internacionales. El blanqueo de 2009 había permitido recuperar 4 mil millones.

El 29 de mayo fue sancionada la ley, que contó con 130 votos a favor y 107 en contra. La intención del Gobierno era también dar impulso al mercado inmobiliario y al sector de la construcción y conseguir fondos frescos para financiar las inversiones de YPF en hidrocarburos. El blanqueo comenzó el 1º de julio con plazo hasta el 30 de septiembre. Hasta ese momento se habían exteriorizado 379 millones de dólares. El titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, sugirió en ese momento que el blanqueo no se extienda “porque fue una medida que no dio resultado”, pero la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, decidió hacerlo el 1º de octubre, hasta fin de año.

En octubre el Gobierno se concentró en negociar con cerealeras, petroleras, automotrices, electrónicas de Tierra del Fuego, mineras y bancos para que compraran Baade. A raíz de eso, a comienzos de noviembre se lanzó un nuevo Baade pero no sujeto al blanqueo, un instrumento financiero corriente. La salida del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, cortó con ese intento, que tampoco estaba teniendo resultado.