ECONOMíA › FORO DE CONVERGENCIA EMPRESARIA, LA CARA DEL ESTABLISHMENT

Nuevo armado y viejo discurso

Las autodenominadas “fuerzas productivas” se lanzan a la arena con reclamos conocidos en materia de derechos de propiedad y libertades individuales, pero con intenciones mal disimuladas de promover un vuelco en el proyecto político de país.

 Por Sebastián Premici

El Foro de Convergencia Empresarial (FCE), creado en enero de este año, representa todos los lugares comunes del establishment vernáculo. Ayer hizo su presentación en Expoagro, la feria del sector agropecuario organizada por el Grupo Clarín y La Nación, donde reclamó “la plena vigencia de las garantías, derechos y libertades constitucionales y el respeto al derecho de propiedad y al ámbito propio de las empresas privadas y a la independencia de la Justicia”. El orador principal fue Miguel Blanco, presidente de IDEA. Además de su discurso, fue presentado el documento fundacional de este cónclave, que nuclea a las cámaras de las patronales agropecuarias, la UIA, AEA, las asociaciones de bancos y la Bolsa de Comercio, entre otros sectores. “Hay que alcanzar un acuerdo programático para que Argentina ingrese en un ciclo de profunda distensión y pacificación”, sostiene dicho documento.

El llamado Foro de Convergencia Empresaria realizó su primer encuentro el pasado 8 de enero y luego replicó sus reuniones en dos oportunidades, en el predio ferial bajo explotación de la Sociedad Rural, entidad que lideró parte del encuentro. Desde ese lugar llamaron a “aunar a las fuerzas productivas” de la Argentina para elaborar un “diagnóstico común” sobre la situación del país. Cuando Arturo Jauretche escribió su libro de zonceras, esas mismas “fuerzas productivas” se autodenominaban “fuerzas vivas del país”. Lo interesante de aquel texto es que ubicaba como representantes de ese sector de poder a la misma Sociedad Rural y a la Unión Industrial Argentina (UIA).

“El respeto a la propiedad privada y la búsqueda del beneficio son objetivos genuinos y válidos del empresario y constituyen parte fundamental del engranaje que permite el funcionamiento pleno del motor de desarrollo sostenible”, sostuvo el presidente de IDEA. Con la utilización frecuente de la ambigüedad discursiva, las expresiones vertidas en este tipo de encuentros no ofrecen definiciones concretas. Tampoco hay espacio para la repregunta. ¿Por qué un conjunto de “fuerzas productivas” llamaría a la pacificación de un país que no está en guerra?

Lo que sí existe es un espacio de disputa política entre distintas concepciones de país, como se definió desde la Convocatoria Económica y Social, que ya cuenta con más de cien organizaciones sindicales, empresarias, intelectuales y sociales. Para el 1º de abril están organizando un Cabildo Abierto, como una instancia de “resistencia frente a los embates de los poderes fácticos”, como lo definió el historiador Norberto Galasso.

El FCE tuvo la colaboración del filósofo Santiago Kovadloff, quien ofició de coordinador de los tres encuentros realizados y fue el redactor del documento presentado. “No dejaremos atrás nuestros vicios del pasado hasta que no nos encaminemos hacia el presente desde el porvenir, es decir, desde un repertorio de ideales por realizar que infunden sentido solidario a nuestras prácticas empresarias”, escribió Kovadloff en ese texto inaugural.

¿Cuáles serán esos vicios del pasado? Unos de los organizadores del Cabildo Abierto convocado para el 1º de abril intentó esbozar en diálogo con este diario una respuesta a esa pregunta, con otra cita de Jauretche en relación con la inexistente burguesía nacional: “No quiso ser guaranga, como corresponde a una burguesía en ascenso, y fue tilinga, como corresponde a la imitación de una aristocracia. Eso la hizo incapaz de elaborar su propio ideario en correspondencia con la transformación que se operaba en el país, hasta el punto de que los trabajadores tuvieron más clara conciencia del papel que le tocaba jugar a esa clase”.

A tono con el discurso opositor de los últimos años, ahora concentrado en la figura de Sergio Massa, los empresarios del FCE llamaron “al respeto de las instituciones, de la Constitución, de la república”. En términos estrictamente económicos, reclamaron una baja de impuestos a los “sectores productivos”, con un correlato en la liberación de exportaciones.

“En el vector económico, las propuestas se relacionan con el ataque integral a la inflación, la previsibilidad de las reglas de juego, la necesaria reforma tributaria que incorpore a la tributación a los sectores informales y reduzca la presión sobre el sector formal y la integración con el mundo, removiendo los factores que desalientan las exportaciones”, concluyó Blanco.

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La Sociedad Rural, junto a la UIA, a la cabeza de un nuevo intento por unir al establishment.
Imagen: Jorge Larrosa
 
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